La Mega Farmacia del Bienestar, el proyecto insignia que prometía solucionar el desabasto de medicamentos en México, ha pasado de ser un “elefante blanco” a un fantasma administrativo. Investigadores denuncian que la Secretaría de Hacienda ha borrado de un plumazo toda la información pública relacionada con este inmueble, en un aparente intento por ocultar un fracaso financiero monumental.

Borrón y cuenta nueva a un desfalco de 15 mil millones de pesos

El proyecto, que lleva dos años sin operar de manera efectiva, no costó los 10 mil 800 millones de pesos que se estimaron inicialmente. La cifra real se disparó a más de 15 mil millones de pesos, un sobrecosto que hoy pagamos todos los mexicanos.

Para evitar el escrutinio sobre este despilfarro, el Gobierno Federal ha recurrido a la opacidad total. Ya no se pueden consultar datos cruciales como la información del inmueble, las valuaciones, las autorizaciones, permisos ni los dictámenes técnicos.

Ante el debilitamiento de los organismos autónomos garantes de la transparencia, no hay quien defienda el derecho a saber dónde quedó el dinero.

Al gobierno no le gusta la transparencia, prefieren la opacidad

El académico de la Universidad Panamericana (UP), Israel Macías, fue contundente al analizar esta maniobra financiera y política:

“A este nuevo régimen no le gusta la transparencia en el uso de los recursos públicos, lo cual significa que prefieren la opacidad a la rendición de cuentas..."El objetivo parece claro: tapar el enorme hoyo financiero que generó una obra que será recordada como “grandotota e inservible”. Al final, el saldo para la ciudadanía es desolador: ni hubo Mega Farmacia, ni hay medicinas, ni existen culpables, solo un despilfarro multimillonario oculto bajo la alfombra institucional.

Crisis en hospitales de Edomex: Familias luchan para salvar la vida de recién nacidos

La alarmante escasez de medicamentos en los hospitales de Toluca, en el Edomex, amenaza la vida de recién nacidos; familias pagan mucho por atención médica.

Esta crisis sanitaria ha transferido la responsabilidad del sustento vital de los menores a sus propias familias, quienes se enfrentan a la ardua tarea de costear, endeudarse e incluso establecer su residencia a las afueras de los centros médicos para asegurar la continuidad del tratamiento de sus hijos. Pese a la existencia de infraestructura hospitalaria, son los padres quienes hoy deben asumir gastos exorbitantes.