¿Podría “El Mayo” Zambada traicionar a su propio cártel a cambio de su vida? Sólo el tiempo y el propio cofundador del cártel saben la respuesta. ¿Qué tal “Los Chapitos”? ¿De verdad usted espera que eso mismo ocurriría con ellos? Se lo pregunto porque usted lee y escucha que todos los días los medios en México especulan si los supuestos jefes de los cárteles están ahora dispuestos a canjear sus vidas, por la de ciudadanos estadounidenses ejemplares en programas de “testigos protegidos de las fiscalías”.
La realidad, ni Ovidio ni su hermano Joaquín Guzmán López, están aún en ningún programa de protección de testigos a estas alturas en que ya pasamos la mitad del mes de octubre.
Ambos están en poder de la justicia estadounidense, pero no oficialmente bajo ninguna categoría de testigo protegido.
Hay varios tipos de ‘testigo protegido’ en Estados Unidos
Estos acuerdos, que resultan en la creación de testigos colaboradores de los fiscales, se celebran con el consentimiento de las cortes de justicia. Existen:
- Los acuerdos de cooperación con la fiscalía
- Los acuerdos de no enjuiciamiento (NPA)
- Los acuerdos de enjuiciamiento diferido (DPA)
En el primer caso, con los acuerdos de cooperación, el testigo acepta declararse culpable y cooperar con el gobierno a cambio de una ayuda sustancial en la sentencia.
En el segundo caso, los acuerdos de no enjuiciamiento (NPA), el testigo coopera con el gobierno a cambio de la promesa de no enjuiciarlo.
Y en el tercer caso, los acuerdos de enjuiciamiento diferido (DPA), el gobierno acepta desestimar los cargos presentados previamente después de un periodo de cumplimiento. Los DPA se utilizan generalmente para entidades, pero se pueden utilizar para individuos en ciertos casos.
¿Qué es un testigo colaborador para la justicia estadounidense?
Un testigo colaborador es alguien que testifica para el gobierno para ayudar a enjuiciar a un acusado penal. También se le puede conocer como testigo de la corona, como soplón, o como testigo colaborador, colaborador de la justicia, testigo del Estado.
Cada entidad de aplicación de la ley tiene un programa distinto de protección de testigos. Pero todos son administrados por el Servicio de Alguaciles Federales, los U.S. Marshals .
Este “Programa de Seguridad de Testigos” fue creado en 1971 y es también conocido como WITSEC, y hasta 2024 ha protegido a más de 19 mil testigos y sus familias inmediatas.
Obviamente, este programa en la vida real no es el que usted ha visto en las películas. Hagamos la diferenciación.
Es cierto que el programa más extendido ofrece beneficios para los testigos protegidos, que en realidad estarían en peligro de perder sus vidas, sus bienes y los de sus familias inmediatas, como actos de venganza por los criminales a los que estos testigos ayudan a perseguir y a condenar.
Es, a estos testigos que se les dan nuevas identidades con nueva documentación, protección las 24 horas del día, y un financiamiento modesto de los gastos básicos de vida, también reciben atención médica de por vida y capacitación laboral y asistencia para el empleo, porque en sus nuevas vidas, van a tener que trabajar.
La elegibilidad depende de una investigación a fondo de las fiscalías locales y de la colaboración no solamente del Fiscal General de los Estados Unidos, sino de los Alguaciles Federales. El programa es administrado por el Departamento de Operaciones de Cumplimiento del Departamento de Justicia.
Los testigos deben someterse a pruebas mentales y físicas. Se les realizan pruebas de habilidades, para una vez reubicado, colocar al testigo en un trabajo apropiado.
¿Se imagina usted a “Los Chapitos” trabajando para sobrevivir con un sueldo modesto? ¿Se imagina a “El Mayo” Zambada con otra identidad viviendo como jubilado modesto en algún rincón estadounidense donde nadie sospecha quién fue?
A partir del 11 de octubre de 2024, el salario anual promedio de un Programa de Protección de Testigos en los Estados Unidos es de solamente $39,683 al año.
¿Cuánto tiempo puede una persona ser testigo protegido?
Las personas seleccionadas para ser testigos colaboradores de la justicia de Estados Unidos pueden permanecer en el Programa de Protección de Testigos durante toda su vida, siempre que no cometan un delito. Según “United States Now”, existe una tasa de reincidencia del 17% para los testigos en este programa.
Debido a preocupaciones de seguridad con respecto al testigo y su familia, la participación pendiente o actual de un testigo en el programa no debe divulgarse públicamente sin autorización previa.
Los testigos protegidos tienen que comprometerse a vivir una nueva vida, y si hubiera solteros, por ejemplo, que encontrarán a alguien para hacer familia, esa identidad secreta nunca se revelaría. Sí, el precio que se paga es alto.
En el nuevo programa, los testigos pueden escoger su nuevo nombre. Pero las deudas y obligaciones: generalmente, las deudas existentes (como préstamos, tarjetas de crédito, etc.) siguen siendo responsabilidad del individuo con su identidad anterior.
El programa de protección de testigos no los exime de estas obligaciones financieras.
Lo que la justicia estadounidense está sopesando hoy: ¿Estarían los fiscales estadounidenses dispuestos a tranzar con “El Mayo” Zambada y con “Los Chapitos”?
Es obvio que el juicio contra “El Mayo”, podría, repito, podría darnos información que todos quieren: ¿Quiénes son sus protectores? ¿A quién o a quiénes en los gobiernos de Estados Unidos, de México y del mundo entero tiene el cártel o los cárteles en sus nóminas?
Hay algo más que los fiscales reconocen en Estados Unidos: los cárteles, el de Sinaloa y los otros menos célebres, que existen en México y en el mundo, no tienen organigramas como los de una empresa. De hecho, ese criterio equivocado es parte del fracaso en contra del crimen organizado.
En el caso de México llevamos décadas patinando con una misma y fallida estrategia para desbaratar a estas organizaciones, asumiendo equivocadamente que son estructuras piramidales en las que, destruyendo a la cabeza, se destruye a la organización.
La realidad es que la estructura de las organizaciones del narcotráfico que tiene en la mira el gobierno estadounidense, es mucho más descentralizada de lo que todos reportan. Este error va desde las agencias de seguridad, hasta la “comentocracia” mexicana, pasando por los Think Tanks, y afectando hasta los mismos medios de comunicación en general.
La realidad es que tanto el Cártel de Sinaloa como el Cártel Jalisco Nueva Generación , no son organizaciones que operan a nivel nacional bajo el liderazgo específico de “capos” como “El Mayo”, “El Mencho” o “Los Chapitos”.
La dinámica de operación de estos grupos criminales, a los que llamamos cárteles por falta de un mejor nombre, son redes criminales complejas que operan localmente, se conectan bajo ciertas circunstancias y se adaptan a las circunstancias del mercado y a las estrategias gubernamentales antinarcóticos del momento.
Pensar que porque capturaron a “El Mayo” Zambada, o que él estuvo de acuerdo en entregarse, se van a mellar las operaciones de tráfico de drogas de México a Estados Unidos, es lo mismo que decir que si sacamos al papa de Roma y lo encarcelamos, el catolicismo se va a terminar.
No mis amigos, a este nivel para acabar con la rabia, hay que acabar con muchos perros, operando a muchos niveles y en muchas plataformas.
Los jefes de los cárteles saben mucho, pero las organizaciones cambian constantemente: son modelos de franquicia criminal con múltiples cabezas o células locales, que en realidad no sirven a un liderazgo central representado por un solo narco o por sus capos.
Los mafiosos de las series de Netflix son sólo eso... fantasía del cine.
Estados Unidos lleva décadas fracasando en el intento de desmantelar a través de la estrategia de los capos. A pesar de eso, cada vez más drogas ingresan al país, sin importar cuántos capos son arrestados y juzgados por las autoridades estadounidenses.
Por todas las razones que le acabo de enumerar, creí que era importante mostrarle a usted que los programas de testigos protegidos en Estados Unidos no son como le han informado.
Es importante también mostrarles a ustedes en México, que no todos los cabecillas del narcotráfico mexicano pueden participar como testigos protegidos en los programas que existen en Estados Unidos.
Usted debe saber, en este momento en particular, que no todos los programas de testigos cooperando con la justicia estadounidense, dan los mismos resultados.