La mordedura de la araña del género Loxosceles, comúnmente conocida como araña violinista, representa un serio desafío para la salud pública en diversas naciones de Sudamérica. El cuadro clínico que se deriva de esta mordedura, denominado loxoscelismo, es particularmente preocupante debido a la naturaleza de su veneno. Aquí te mostramos cómo luce la necrosis por mordedura por esta especie.
FOTOS: ¿Cómo se ve la necrosis tras mordedura de araña violinista?
El veneno de la araña violinista es una sustancia potente con efectos tanto dermonecróticos como viscerotóxicos. Esto significa que es capaz de destruir tejidos de la piel y también de dañar órganos internos.

El veneno de la araña contiene enzimas que provocan necrosis cutánea y daño a órganos internos
Su composición es rica en enzimas de bajo peso molecular, un conjunto de proteínas que actúan sobre las células y tejidos del cuerpo. Entre estas enzimas se encuentran la esfingomielinasa, hidrolasa, hialuronidasa, lipasa, colagenasa, fosfatasa alcalina, proteasas y metalo-proteasas, entre otras.
De todas estas enzimas, la esfingomielinasa D es el componente tóxico más relevante y el principal responsable de los daños. Esta enzima interactúa directamente con las membranas de las células y con otros componentes del tejido, lo que desencadena una serie de reacciones adversas en el organismo.
Estas reacciones incluyen la activación del sistema del complemento, una parte fundamental de la respuesta inmunitaria, así como la activación de los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos que participan en la inflamación y la destrucción de patógenos.
Es importante destacar que las arañas del género Loxosceles son las únicas arañas que tienen la capacidad de provocar una necrosis cutánea, es decir, la muerte de los tejidos de la piel. Esta característica se debe fundamentalmente a la presencia de la enzima esfingomielinasa D en su veneno.
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La capacidad de este veneno para destruir el tejido de la piel es lo que le confiere su característica más temida y distintiva, haciendo que la identificación temprana y el tratamiento adecuado sean cruciales para minimizar el daño y las secuelas en los afectados.