En los últimos días, el discurso de la autodenominada “Cuarta Transformación” se ha visto cada vez más debilitado. Y es que por más de seis años, Morena ha buscado convencer a las personas de que ellos —supuestamente— no representan “lo mismo que antes”. Pero cada día que pasa, esta afirmación es menos creíble y más insultante para todos los que tenemos un mínimo de raciocinio.
Lejos de terminar con la corrupción que prometió en algún momento, Morena ha demostrado tener un código de conducta similar al de una asociación delictiva; con una tendencia a proteger a sus integrantes involucrados en toda clase de escándalos. Como una verdadera mafia, el sello de la casa ha sido la omertà, donde se prioriza el silencio y la lealtad interna sobre la justicia y la transparencia.
La Omertà, también conocida como la “ley del silencio”, es un código de honor asociado con la mafia siciliana. Implica un compromiso de todos los miembros de la mafia para mantener silencio absoluto y el rechazo de una cooperación con las autoridades, sean cuales sean las consecuencias.
Algo parecido ocurre desde hace tiempo con Morena, donde se ha establecido un pacto de silencio, de hermandad y de compadrazgos para proteger a sus integrantes, no importa si se trata de corruptos, posibles violadores o incluso que tengan nexos con el crimen organizado.
El pacto de silencio de la autodenominada Cuarta Transformación
¿No me crees? Te doy tres ejemplos de esto que han ocurrido tan solo en los últimos días:
Evidencia 1: Entre gritos de “no estás solo”, se rechazó el proceso de desafuero del diputado Cuauhtémoc Blanco, señalado de intento de violación ¡por su hermanastra! Además de desvíos de recursos públicos. Esta absolución se dio sin una investigación formal de por medio, demostrando una vez más que el régimen prioriza la lealtad interna sobre la justicia.
Evidencia 2: Tras escaparse a París en plena crisis por el caso de los “campos de exterminio” de Teuchitlán, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña fue captado viajando en primera clase rumbo a Europa.
¿Hubo transparencia sobre sus viáticos? ¿Nos dio razones para explicar su súbito abandono de la austeridad? ¡Por supuesto que no! Nadie en la mafia de Morena dijo algo por esta hipocresía entre los lujos y su mensaje de “primero los pobres”. El pacto del silencio volvió a imponerse y nadie exigió cuentas. Los ciudadanos pudimos haber acudido al INAI para pedir información de estos gastos; pero claro, el régimen ya se había encargado de extinguirlo un par de días antes.
Evidencia #3: Norma Otilia Hernández, la exalcaldesa de Chilpancingo que fue captada en 2023 reuniéndose con el líder criminal de “Los Ardillos”. Desde entonces, surgieron voces buscando expulsarla de Morena. Pero al final la hermandad de su partido decidió protegerla. Lejos de recibir una condena por sus actos, hoy podría incluso aspirar a ser diputada o alcaldesa de Chilpancingo de nuevo.
El verdadero cambio sigue siendo una ilusión
Yo les pregunto, queridos lectores: ¿Transparencia significa cobijar a personajes como Cuauhtémoc, Norma Otilia o Fernández Noroña? ¿Honestidad significa pactar con personajes como los Yunes Márquez? ¿Justicia significa encubrir a políticos señalados de ser abusadores? ¿”No ser como los de antes” significa abrazar a cada fichita acusada de corrupción, nepotismo o desvío de recursos públicos? ¡Por supuesto que no! Estamos ante un régimen que distorsiona estos valores y los escupe en la cara a los ciudadanos.
Que no nos quieran vender la idea de que este gobierno tiene principios y valores, cuando cada vez demuestra más que uno de los códigos que tiene—cual mafia del poder— es proteger a los suyos, cueste lo que cueste, solo para su propio beneficio.
Con esta evidencia, es incuestionable que Morena se está convirtiendo en lo que juró destruir.
De no hacer nada ese código Omertà que mantiene actualmente, el régimen solo seguirá perpetuándose, beneficiando solo a unos cuantos mientras el país se cae a pedazos y se hunde en la corrupción. La única pregunta que queda por hacernos es: ¿Nosotros también guardaremos silencio?
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