Hace exactamente dos años, el 22 de octubre de 2023, Venezuela fue testigo de un evento que fracturó su historia política reciente. No fue una elección convocada por el régimen, sino una insurrección cívica. Millones de venezolanos, desafiando amenazas, bloqueos y la apatía sembrada por años de frustración, salieron a votar en unas primarias autogestionadas.

El resultado fue un mandato inequívoco: con el 92.35% de los votos, María Corina Machado fue ungida no solo como candidata, sino como la líder indiscutible de una oposición que, por primera vez, lograba unificarse desde la base y no desde la élite política.

Este 22 de octubre de 2025, en un evento virtual titulado “De la gente a la victoria”, el liderazgo que nació de esa gesta conmemoró su génesis. La transmisión unió al presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, con la ahora Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado, y líderes políticos, periodistas e influencers que protagonizaron el evento al que Fuerza Informativa Azteca estuvo presente.

No fue una celebración nostálgica, sino la ratificación de un movimiento que considera esa primaria como la “derrota espiritual del régimen” y el “punto de partida” de la victoria electoral que aseguran haber obtenido el pasado 28 de julio.

El mandato que encendió la esperanza

Edmundo González Urrutia, que asumió la candidatura tras la inhabilitación de Machado y su sustituta, Corina Yoris, fue el primero en tomar la palabra. Su análisis enmarcó la primaria no como un fin, sino como el cimiento indispensable de todo lo que vino después. “Nada de lo que hemos alcanzado hubiera sido posible sin esa demostración inicial de organización y de confianza”, afirmó.

González Urrutia recordó la precariedad y la pureza de ese día: “Ese día no hubo instituciones que facilitaran el proceso ni recursos abundantes. Hubo solamente organización, voluntad y mucha claridad sobre el propósito”. En su relato, el 22 de octubre legitimó el mandato con el que Machado asumió una campaña que “inspiró a todo un país”. Describió cómo la líder “recorrió pueblos y ciudades en carro, en moto, como dije anteriormente, en camiones, con pocos recursos, pero con una determinación, una voluntad que encendió luces en medio de tanta oscuridad”.

El presidente electo vinculó directamente esa energía fundacional con la tarea actual, una que aún no concluye. “El país vuelve a necesitar esa misma capacidad de movilización, esa misma capacidad de coordinación y de compromiso que vimos en las primarias. Hoy trabajamos para defender y hacer efectivo ese triunfo”.

La derrota espiritual del régimen dictatorial

El momento central del encuentro fue la intervención de María Corina Machado, ella conmovida, confesó que, a pesar de no haber llorado desde el anuncio del Nobel, las intervenciones previas le habían “sacado lágrimas de orgullo y de muchísima emoción”. Dejando de lado las notas que había preparado, Machado ofreció un relato de lo que describió como “los tres milagros” del 22 de octubre, día de San Juan Pablo II.

El primer milagro, dijo, fue que la primaria ocurriera, a pesar de que “horas antes” estuvo en “riesgo importante de ser cancelada”. El segundo milagro llegó a media mañana. “Me empiezan a llamar desde Táchira y Trujillo y Mérida. Se acabaron las boletas. Yo digo, ¿cómo que se han acabado las boletas? ¡Son las 10:00 de la mañana!”. El tercer milagro fue el resultado: “Casi 3 millones de venezolanos salieron a encontrarse, a ratificar y a gritar a voz en cuello que amamos nuestra libertad”.

Para Machado, el evento fue una “construcción enorme de confianza” que demolió el mantra de que era “imposible”. Imposible sin dinero, imposible sin medios, imposible sin el CNE.

La respuesta cívica se consolidó en tres símbolos: el “papelito por papelito”, que devolvió la confianza en el voto manual; la inclusión del voto en el exterior, que significó el “reencuentro de la sociedad"; y el carácter cívico, encarnado en el símbolo de la “mesa de planchar” que una mujer usó como centro de votación, defendiéndola de los colectivos.

“La primaria”, dijo Machado en la frase que define su intervención, “fue la derrota espiritual del régimen”.

Una rebelión cívica

La líder opositora dedicó gran parte de su intervención a relatar anécdotas de la campaña de primarias, episodios que, según ella, revelaron la profunda transformación social que se estaba gestando mucho antes de las elecciones. Recordó el “efecto Mérida”, donde, días después de la muerte de su padre y dudando de sus propias fuerzas, fue recibida por “miles de personas” en un evento que se convirtió en un “mito”.

Relató el viaje a Delicias, en Táchira, un municipio fronterizo bajo control de la guerrilla al que ningún político nacional visitaba “desde Luis Herrera Campins”. Allí, el coordinador local le advirtió que la gente no creía que iría. “Cuando veníamos en el camino”, contó, “empezamos a ver banderas de Venezuela en todas las casas... y me dicen: ‘En Delicias sacar la bandera de Venezuela es un acto de profundo coraje. Las banderas están escondidas. Esto es un ejercicio de soberanía’”.

También reveló el origen del lema de la campaña. En un recóndito caserío entre Táchira y Barinas, mientras compraba queso ahumado, un anciano la reconoció. “Cuando nos íbamos”, recordó, “el abuelo nos grita: ‘¡Y ya saben, esto es hasta el final!'". Machado y su equipo se miraron. “Este es el grito. Y salió así, natural, espontáneo, de la gente”.

Machado cerró sus anécdotas con un evento que definió como una “lucha espiritual”. En un puente entre Guárico y Aragua, su caravana fue bloqueada por “un grupo muy violento instigado por el alcalde”. Atrapada, Machado rezó: “Juan Pablo Segundo, ábrenos los caminos”. Afirmó que, minutos después, sin agresión alguna, los colectivos se retiraron. “Llegamos perfectamente sanos... No tengo duda que esto es una lucha espiritual. Es una lucha ética por la verdad, es una lucha existencial por la vida”.

La unificación de un liderazgo fragmentado

El evento también sirvió para escenificar la consolidación de un liderazgo que históricamente había sido el mayor obstáculo de la oposición: su división.

Varios de los que fueron rivales de Machado en esas primarias tomaron la palabra para validar su liderazgo.

Andrés Velásquez, una figura histórica de la izquierda democrática, reveló que él mismo había propuesto la primaria en 2022. Su objetivo, dijo, era estratégico: “Legitimar un liderazgo que sustituyera al G4 (la élite de los cuatro partidos tradicionales), que era quien conducía para ese momento”. César Pérez Vivas, candidato demócrata cristiano, coincidió: “Fue un ejercicio de ciudadanía que transfirió el poder de decisión de la cúpula a la nación”.

Roberto Enríquez, hablando en nombre de la Plataforma Unitaria Democrática, ratificó que la primaria fue una “decisión política de la plataforma”, cuyo mayor logro fue “un liderazgo legítimo, nacido del voto y en perfecta unidad nacional”.

Lider Premio Nobel

En su cierre, María Corina Machado dedicó el Premio Nobel “a todos los venezolanos de bien”, destacando cómo el país ha pasado de “pedir” a “aportar”, con venezolanos en el exilio listos para regresar e invertir.

“La primaria fue la derrota espiritual del régimen”, reiteró. “Y ahora estamos en la fase final, en la fase resolutiva... Que Dios nos bendiga. De la mano de Dios, hasta el final. Venezuela será libre muy pronto”.

María Corina Machado en San Cristobal, Tachira
La líder de la oposición venezolana María Corina Machado estuvo en un mitin el 28 de junio de 2024.|REUTERS