Cuba enfrenta una crisis eléctrica cada vez más grave. Los apagones ahora superan las 20 horas diarias, lo que causa que los habitantes de la isla a raíz sufran en medio de las celebraciones navideñas y el fin del año 2025.
Según Lazaro Guerra, director de electricidad del Ministerio de Energía y Minas del régimen, la situación mejora ligeramente tras reducirse a tres las unidades fuera de servicio, pero los apagones siguen afectando la capacidad máxima del sistema en más de mil 300 megavatios durante el día y hasta mil 790 megavatios en horas pico. “La falta de diésel para la generación distribuida continúa siendo el principal problema,” afirmó Guerra en la televisión local.
En La Habana, residentes como Pedro Morales y Olga Nápoles describen a la agencia de noticias Reuters la crisis que viven. Morales cuestiona por qué la dictadura no ha comprado combustible, algo básico para mantener la electricidad: “Esto es insostenible. La compañía eléctrica dice que es por falta de combustible, pero no sé por qué no se compra. No entiendo”.
Nápoles revela la frustración de muchos: “La situación es crítica. Por más que expliquen, los cubanos no entienden por qué el déficit crece y no mejora. Mientras otros países celebran la Navidad , nosotros nos preguntamos si resistiremos hasta fin de año.”
Impacto del déficit energético en la vida cotidiana cubana
Los apagones afectan actividades esenciales. Vecinos revisan sus congeladores con la luz de sus celulares y calles enteras permanecen a oscuras durante horas. Según informes de la agencia de noticias Reuters, en la primera parte de este año, las importaciones de crudo y combustible se desplomaron más de un tercio respecto al 2024 , provocando una crisis sin precedentes que se reflejó en múltiples colapsos parciales en la red eléctrica.
Factores detrás del colapso de la red eléctrica en Cuba
Además del déficit de combustible, la infraestructura envejecida y los daños ocasionados por el huracán "Melissa" complican aún más la restitución del servicio. La crisis económica del país limita la posibilidad de la dictadura para importar suministros energéticos suficientes, haciendo que los cortes sean prolongados y recurrentes.