En pleno 2025, hay lugares en México en donde la vida cotidiana depende de una panga. En la colonia Santa Lucía, en Acapulco, Guerrero, sus habitantes no tienen un puente peatonal que los conecte con el resto de la ciudad.

Su única alternativa “segura” es cruzar el río de la Sabana en una pequeña lancha, frágil y manejada a puro esfuerzo físico.

¿Cómo es el cruce por el río en la colonia Santa Lucía?

El trayecto inicia desde uno de los brazos del cauce. En una lancha artesanal, hecha de materiales simples, solo caben dos personas por viaje. Diariamente, hasta 100 personas dependen de este servicio para ir a trabajar, llevar a sus hijos a la escuela o simplemente salir por la despensa.

Selene Soto Solís, vecina del lugar, revela a cámaras y micrófonos de TV Azteca: “Me da miedo, pero tenemos que salir a las tortillas… del otro lado no hay nada”.

¿Quiénes cruzan el río de la Sabana en panga?

Niños, adultos mayores, madres con bebés y personas enfermas se suben a la canoa que se sostiene con un cable y un par de palos. Diana Michelle, madre de familia, revela: “ha habido accidentes, se han caído personas, nosotros también hemos estado en riesgo”.

El lanchero Lorenzo Gallardo explica: “Estoy pasando en la lanchita porque es el único medio que tenemos”.

¿Por qué no hay puente en la zona?

La ausencia de infraestructura básica como un puente peatonal ha obligado a los habitantes a normalizar el riesgo diario. Durante las lluvias, el nivel del río sube y cruzar se vuelve aún más peligroso, pero no hay otra opción.

La comunidad de Santa Lucía no pide lujos, solo una solución que garantice su seguridad; ¿hasta cuándo seguirán arriesgando la vida para realizar tareas tan simples como ir al mercado?