La comunidad de Úrsulo Galván, Veracruz, se mantiene en tensión y tristeza por la desaparición de Ángel Antonio, un adolescente de 14 años que fue arrastrado por una ola en la playa de Chachalacas el pasado domingo. Desde entonces, su familia no se ha movido del lugar, aferrada a la esperanza de encontrarlo.

Según los testimonios, Ángel estaba junto a su papá tomándose una fotografía cuando el mar lo sorprendió. Una ola lo empujó hacia una zona de rocas y, en cuestión de segundos, se le perdió de vista. Su familia describe esos momentos como una escena que todavía no pueden asimilar.

“Lo jaló el mar y ya no volvió a salir”: así fue el momento del accidente en playa Chachalacas

De acuerdo con Guadalupe Martínez, prima de Ángel, todo ocurrió en segundos. “Lo jaló y él gritó: ‘papá, ayuda’. Su papá trató de agarrarlo; estuvo a unos 50 centímetros de tomarle la manita, pero otra ola se lo arrebató”, relató.

Contó que el padre del menor incluso intentó aventarse al mar para rescatarlo, pero las olas eran tan fuertes que eso pudo haber causado una segunda tragedia. Desde ese momento, nadie volvió a ver a Ángel.

La familia vive dolor, desesperación en medio de una búsqueda en Chachalacas

Los familiares del adolescente han permanecido día y noche en la playa. Caminan tramos largos de la costa, preguntan, piden ayuda y buscan cualquier señal que les permita encontrarlo. Dicen estar viviendo horas de angustia, tristeza y un dolor que no se les va.

Leonila Durán, abuelita de Ángel, pidió apoyo con la voz quebrada: “No saben cuánto dolor hay en la familia. Solo queremos que aparezca, que lo rescaten para darle cristiana sepultura y saber dónde está”, dijo entre lágrimas.

Aunque se han realizado recorridos en la zona, la familia insiste en que la búsqueda necesita reforzarse. Piden la presencia de buzos, embarcaciones y personal especializado que pueda cubrir áreas más profundas y peligrosas del mar, donde temen que Ángel haya quedado atrapado.

La comunidad de Chachalacas también se ha unido a la familia. Vecinos, prestadores de servicios y turistas que estaban en la zona han mostrado solidaridad, se acercan a ofrecer apoyo y se mantienen atentos a cualquier señal que el mar pueda darles.

Por ahora, la playa sigue siendo el punto de reunión de quienes esperan una sola cosa: que el mar finalmente entregue una respuesta.