Andrea Holguín, una joven abogada de 22 años, murió durante la jornada del pasado 11 de julio, luego de intoxicarse con monóxido de carbono y mientras se encontraba en un departamento rentado en la colonia Narvarte, de la Ciudad de México.
La tragedia no fue un accidente: las autoridades investigan el caso como homicidio culposo por negligencia en la instalación del boiler, además de la falta de ventilación. Andrea acababa de mudarse hacía apenas cuatro meses; según su madre, Lilian Holguín, la joven ya había reportado fallas en el calentador de agua. Un técnico incluso le advirtió que debía reubicarlo al exterior, pero nadie actuó a tiempo.
Caso Andrea Holguín: ¿qué falló y por qué se habla de negligencia?
De acuerdo con la madre de Andrea, el boiler estaba dentro del baño, sin un tubo que expulsara los gases al exterior. La falta de ventilación convirtió el lugar en una “bomba de tiempo”.
Lo más grave es que, luego la muerte de la jovencita, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil confirmó que todos los departamentos del edificio presentaban “riesgo alto” de intoxicación. Pese a ello, no se ordenó el cierre del inmueble ni sanciones inmediatas.
“A los cinco minutos de la inspección, el detector de monóxido empezó a sonar”, relató Lilian durante una entrevista con nuestros compañeros de Hechos AM. “Yo tengo los dictámenes. Todos los boilers están mal instalados y siguen funcionando igual”, agregó a cámaras y micrófonos de TV Azteca.
Lilian Holguín: una lucha por justicia y prevención
Mientras enfrentaba el funeral de su hija, los propietarios del departamento le ofrecieron a Lilian Holguín una indemnización económica, misma que rechazó. “No quiero dinero, quiero justicia”, dijo. “Aceptar una compensación es cerrar el caso sin sanción. Yo quiero una sentencia ejemplar”.
La madre de Andrea Holguín denuncia además una omisión institucional grave: pese a los reportes y las pruebas, las autoridades no han actuado para corregir el riesgo ni sancionar a los responsables: “Esto no fue un accidente, fue una negligencia sistemática”, enfatizó.
Un llamado urgente a las autoridades
Andrea trabajaba recién contratada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y tenía toda una vida por delante. Hoy su historia se convierte en un grito por prevención: “No podemos hablar de desarrollo si no existe prevención”, resume su madre, quien agrega que “Las normas existen, solo falta voluntad para hacerlas cumplir”.
Su caso no es aislado: cada año, decenas de personas mueren en México por fugas de gas y monóxido de carbono. La pregunta es inevitable: ¿cuántas vidas más deberán perderse antes de que las autoridades actúen?