Hace no más de 10 años, la palabra austeridad vino a ocupar un espacio en el debate público para ser el eje rector de lo que debería ser la forma de conducirse de los políticos, principalmente del partido en el poder: Morena. Hoy, la frase “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre” pone en evidencia la hipocresía del partido y de la 4T, pues para 2026 recibirá nada menos que 2 mil 700 millones de pesos de presupuesto, el doble que el PAN.

Que no quede en el olvido el desfile de los despilfarros de dinero que han hecho varios de sus militantes y que incluso la líder nacional tuvo que salir a explicar los viajes y cómo deben de manejarse las cabezas del partido. ¿Dónde quedó eso de que la austeridad no era un ahorro, sino un principio ético?

Descarrilamiento del Tren Maya

Pero el dinero no solo se derrocha en partidos con valores incongruentes, sino también en proyectos faraónicos que solo vinieron a complacer caprichos políticos. Nos referimos al Tren Maya, que además de generar un ecocidio en la Península, registró un descarrilamiento, afortunadamente sin heridos.

El incidente del Tren Maya, que se vendió como la panacea para terminar con la pobreza en esa zona del país, deja ver que, aunque lo nieguen, tiene que ver con la planeación y, sobre todo, con la falta de pericia en el funcionamiento de una de las obras insignia de la pasada y actual administración.

Elección Judicial en duda

Pero el Tren Maya no es lo único que se descarrila del segundo piso de la Cuarta Transformación: la mal llamada Elección Judicial también se tambalea, pues el magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Reyes Rodríguez, sostuvo que este ejercicio fue una “estrategia de distribución sistemática y generalizada de guías de votación” por los acordeones para colocar a los candidatos afines a Morena.

La llegada de estos aliados al poder a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es la coronación de un régimen, pues los acordeones se repartieron sin vergüenza entre la ciudadanía, lo que demuestra que se consumó la pérdida de la separación de poderes, que lejos de ayudar al país, lo sumen aún más en una simulación de democracia. El que tiene la razón es quien ostenta el poder desde el Ejecutivo, el Legislativo y ahora el oficial.

El que se pongan en duda los resultados de esta mal llamada Elección Judicial es síntoma no solo de su mala planeación, sino también de la intención política que tiene: concentrar el poder para evitar críticas que vayan en contra de un régimen que, como vemos, se está descarrilando y los primeros dañados siempre serán los ciudadanos.