La vida en los albergues de migrantes no es vida; Ana espera un milagro en Tamaulipas
Historias como esta es la que viven miles de migrantes en los albergues fronterizos, donde la esperanza de cruzar la frontera es lo último que les queda.
Ante la preocupante situación de migrantes que buscan ingresar a Estados Unidos, Javier Alatorre nos transmite, a través de este reportaje de Edgar Galicia, cómo es la vida de Ana, quien junto con sus hijos busca una nueva vida lejos de México, un país que la abandonó.
Junto con Ana, también hay miles de migrantes que pasan los días en albergues de Reynosa, Tamaulipas, mientras esperan un milagro para poder cruzar la frontera pese al regreso de Trump al poder.
La historia de Ana, una migrante mexicana que perdió todo por el huracán “Otis”
Ana Cortés es una madre mexicana que lleva ocho meses viviendo en condiciones precarias y que tiene la esperanza de poder cruzar a Estados Unidos, pese a la reciente reactivación de políticas migratorias más restrictivas implementadas por el gobierno de Donald Trump, como la construcción del muro fronterizo.
Ana y su familia huyeron de Acapulco, Guerrero, tras perder todo en el devastador paso del huracán “Otis”. “Yo tengo ocho meses aquí y los niños no han ido a la escuela”, comentó con evidente preocupación. Su familia, compuesta por sus cuatro hijos de 15, 8, 7 y 5 años, ha sido forzada a abandonar su hogar en busca de una vida mejor, pero las circunstancias que enfrentan parecen no darles tregua.
“Se siente feo, porque uno lo que espera es recibir algo por lo menos de todo lo que perdió. Directamente con el gobierno nunca tienes acceso”, expresó Ana, reflejando la falta de apoyo gubernamental tras la tragedia que sufrió en su ciudad natal.
Tensión por la cancelación de citas para pedir asilo en Estados Unidos
La tensión en los albergues de Tamaulipas se agrava con la cancelación de las citas de asilo por parte de Estados Unidos, lo que deja a Ana y a muchos otros migrantes con pocas opciones.
En medio de este drama, el abogado Enrique Chavarría advierte que “es grave y muy delicada la fractura de las familias”, ya que muchos migrantes llegan con la esperanza de reunirse con sus seres queridos, pero las circunstancias los obligan a separarse. La incertidumbre y la desesperación se reflejan en los rostros de quienes siguen esperando un milagro que nunca llega.