Con la anticipada llegada de La Niña, Texas se prepara para enfrentar un verano marcado por condiciones climáticas desafiantes. Este fenómeno meteorológico, caracterizado por aguas más frías en el Pacífico ecuatorial, conlleva una serie de efectos que podrían impactar significativamente al estado.
Entre las preocupaciones destacadas, se encuentra la posibilidad de temperaturas más altas de lo normal, potenciando el riesgo de sequías y aumentando la demanda de energía para el uso de aires acondicionados. Además, se prevé un patrón de lluvias irregular, lo que podría llevar a episodios de inundaciones repentinas en algunas áreas y sequías en otras.
Te puede interesar: Después de El Niño, el fenómeno climático que amenaza a Estados Unidos
A medida que Texas se prepara para enfrentar estos desafíos, las autoridades instan a la población a tomar precauciones adicionales, desde la conservación del agua hasta la planificación de emergencias para hacer frente a posibles eventos climáticos extremos. La adaptación y la resiliencia serán fundamentales para mitigar los impactos de La Niña y proteger a las comunidades del estado durante los meses de verano.
Cambio climático
¿Cómo afectará la llegada de La Niña a Texas?
Los impactos de La Niña o El Niño en Texas pueden variar según la temporada. Durante el verano, por ejemplo, su influencia tiende a ser menos significativa en el estado. Esto se debe en parte a que La Niña, al igual que El Niño, afecta la posición de la corriente en chorro subtropical.
Durante los meses estivales, esta corriente generalmente se sitúa al norte de Texas. En consecuencia, los veranos se caracterizan por períodos de calor intenso, generados por grandes sistemas de alta presión atmosférica que se forman a gran altura, conocidos como “domos de calor”.
La temporada de huracanes en el Atlántico despierta preocupaciones en el sureste de Texas, ya que la pregunta es si este año saldrán ilesos de posibles embates. Con la temporada que se extiende hasta noviembre, la influencia de La Niña podría hacerse más evidente en los meses posteriores al verano. El recuerdo del huracán Nicholas, que tocó tierra en septiembre del 2021 durante el período de La Niña, aún está fresco en la memoria, recordando la vulnerabilidad de la región frente a tales fenómenos naturales.
La presencia de La Niña tiende a disminuir la cizalladura del viento en la cuenca del Atlántico, lo que facilita el desarrollo y la intensificación de los sistemas tropicales. Esta reducción de la cizalladura del viento permite que los sistemas tropicales se desarrollen y mantengan su fuerza con mayor facilidad. Además, La Niña suele provocar temperaturas más cálidas en la superficie del mar en el Atlántico tropical, proporcionando más energía para el crecimiento de las tormentas. Estas condiciones podrían alimentar una temporada de huracanes más activa, con el riesgo de tormentas más frecuentes y más intensas.
Te puede interesar: Hasta cuándo durarán los efectos de El Niño en Estados Unidos
Con las temperaturas globales de la superficie del mar alcanzando récords históricos, según el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, y combinadas con los efectos de La Niña, las perspectivas para la temporada de huracanes de este año son particularmente inquietantes. Es probable que la región se prepare para enfrentar un mayor riesgo de tormentas más intensas, destacando la importancia de la preparación y la vigilancia durante los meses venideros.