El Sol en una de las estrellas más importantes y peligrosas a la vez dentro del Sistema Solar y es precisamente su cercanía con la Tierra la que ha causado múltiples investigaciones sobre cómo puede afectar a la vida de nuestro planeta. Un ejemplo claro son las manchas solares, las cuales miden entre cuatro y diez veces el tamaño de la Tierra y cuya actividad ha destacado en fechas recientes ya que se esperaba un ciclo solar más tranquilo. Esta inusual actividad podría traer consecuencias en un futuro.
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¿Qué son las manchas solares?
El Sol no tiene una superficie sólida como la Tierra, en realidad es una esfera de gas. En la fotosfera, una capa muy delgada y superficial del Sol, se observan las manchas solares como regiones oscuras. Una mancha solar tiene una zona interna más oscura, llamada umbra, la cual está rodeada de una zona con aspecto filamentoso y gris, denominada penumbra.
Estas manchas son más oscuras porque su temperatura es menor, más no son frías, teniendo 4,500 grados Kelvin, teniendo una duración que varía entre un día a varios meses.
Estudios recientes sobre el número de manchas han demostrado que estos varían con el tiempo, aumentando y disminuyendo con un ciclo de once años. Al inicio de cada ciclo se ven pocas manchas, pero con el paso de los años, el número aumenta, llegando a un número máximo que disminuye hasta llegar otra vez a un mínimo. Este patrón se repite cada once años.
Hasta el momento se han medido 24 ciclos, pero nos encontramos en el 25. Los ciclos previos mostraban una tendencia a la baja en la cantidad de manchas, aunque los datos actuales arrojan que este ciclo ha estado más activo.
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¿Cómo afectarían las manchas solares la tecnología de la Tierra?
Las variaciones de campo magnético pueden generar corrientes en los cables de la red eléctrica que dañan a los transformadores. Un ejemplo se suscitó en 1989, una eyección de masa corporal generó una tormenta geomagnética, que es la perturbación del campo magnético de la Tierra. Dicha tormenta causó un apagón en Quebec durante 12 horas que impactó a millones de personas. En el espacio, algunos satélites se afectaron, como el TDRS-1 de la NASA registró más de 250 anomalías.
Otra tormenta solar registrada fue el Evento Carrington de 1859, el cual generó chispas en los telégrafos e incluso incendios en algunas estaciones. La NASA predice que si un evento como el de 1859 volviera a ocurrir, causaría un caos tecnológico, lo cual paralizará las economías y pondría en riesgo la seguridad de las personas a causa de la dependencia eléctrica.