Dormir abrazado a una almohada o a un peluche es un gesto más común de lo que parece y, según la psicología, esto puede decir algo sobre cómo vivimos nuestras emociones y nuestros vínculos. Este hábito, que muchas personas mantienen incluso en la adultez, guarda matices interesantes sobre lo que buscamos al momento de descansar.
De acuerdo a expertos del sitio Psychology Today, se trata de una forma de buscar contención emocional. Este gesto suele relacionarse con la necesidad de seguridad, cercanía y calma al momento de descansar. Muchas personas encuentran en ese objeto un punto de apoyo que les ayuda a relajarse, liberar tensión y sentirse acompañadas, incluso de manera inconsciente.
Además, se asocia a rasgos como la sensibilidad emocional, el deseo de protección o la costumbre de mantener rutinas que brindan comodidad. En otros casos, simplemente es una preferencia de confort, sin implicar nada más profundo: algunos individuos duermen mejor sintiendo algo entre los brazos o apoyando el cuerpo contra un objeto suave.
Esto hay detrás de los objetos con lo que se elige dormir
La almohada o el peluche representan más que un simple objeto físico. Según especialistas, suelen funcionar como un símbolo emocional que cumple distintos roles para la persona. Entre las interpretaciones más comunes están:
- Seguridad: actúan como un “ancla” que brinda estabilidad y calma, especialmente al momento de conciliar el sueño.
- Contención o refugio: representan algo que sostiene, abraza o acompaña cuando no hay otra presencia física cerca.
- Afecto y calidez: muchas personas asocian estos objetos con ternura, suavidad y cuidado, lo que genera una sensación emocional agradable.
- Transición emocional: sirven como puente entre el estado de vigilia y el de descanso, ayudando a soltar tensiones.
- Vínculo simbólico: en algunos casos, representan una conexión con etapas pasadas (infancia, recuerdos positivos) o con la necesidad de sentirse acompañado.
Así puedes dejar de usar almohada o peluche para dormir
El proceso depende de la persona y de qué función cumple ese objeto en su descanso, pero se puede prescindir de estos a la hora de descansar. Asimismo, como cualquier costumbre, expertos aseguran que puede modificarse si uno lo desea, aunque no siempre es necesario hacerlo. Entre las recomendaciones, mencionaron:
- Sustitución gradual: cambiar el peluche/almohada por algo más pequeño o menos acolchado hasta que deje de sentirse necesario.
- Ajustar el entorno de sueño: mejorar la sensación de seguridad con iluminación tenue, mantas más pesadas o una rutina relajante.
- Regular las emociones antes de dormir: técnicas de respiración, journaling o estiramientos pueden reemplazar la función de “descargar tensión” que cumple el objeto.
- Confianza progresiva: algunas personas lo abandonan naturalmente cuando sienten mayor estabilidad emocional o cambian de etapa vital.