Aunque parezcan un premio natural y muchos dueños crean que son inofensivos, los veterinarios advierten con firmeza: los huesos pueden ser extremadamente peligrosos para tu perro. Por tal motivo, profesionales de la salud animal recomiendan evitar dárselos y optar por alternativas seguras que satisfagan su necesidad de masticar sin poner en riesgo su vida ni su bienestar.
De acuerdo a especialistas del Mountain View Veterinary Hospital, permitirle a tu mascota que mastique huesos conlleva graves daños potenciales. Entre los que mencionaron:
- Lesiones dentales: los perros pueden fracturarse los dientes, lo que provoca dolor, infección y la necesidad de tratamientos dentales.
- Atragantamiento y obstrucción: los huesos pueden astillarse y romperse en fragmentos afilados, lo que representa un riesgo de asfixia. Si se ingieren, estos fragmentos también pueden causar obstrucciones intestinales, lo que puede provocar una emergencia potencialmente mortal.
- Problemas digestivos: pueden causar estreñimiento, diarrea o pancreatitis. Los huesos grasos pueden provocar malestar gastrointestinal, y los fragmentos afilados pueden dañar el tracto digestivo.
Esto puedes hacer si tu perro se come un hueso accidentalmente
De acuerdo a los expertos, si tu perro se come accidentalmente un hueso, deberás observarlo atentamente para detectar signos de malestar como vómitos, diarrea, letargo o dolor abdominal. En tanto, si el animal comienza a presentar algunos de estos síntomas, tendrás que contactar inmediatamente a un veterinario para que lo revise.
Sin embargo, los especialistas también explicaron que es fundamental seguir ciertas recomendaciones para prevenir riesgos para su salud si la mascota ingiere huesos, tales como:
- Supervisarlo: es clave mirarlo cuando esté masticando un hueso para evitar que se atragante o que ingiera accidentalmente trozos grandes.
- Elegir el tamaño adecuado: si está acostumbrado a jugar o morder uno, entonces debe ser lo suficientemente grande como para que no pueda tragarlo entero o quepa en su boca.
- Limita el tiempo de masticación: como mucho puede hacerlo durante unos 10 o 15 minutos seguidos.
- Almacenarlo correctamente: para evitar la contaminación bacteriana, guarda los huesos crudos en el refrigerador.