Mucho se habla de la menopausia, pero no así de la etapa anterior, la premenopausia. Poco se sabe de los síntomas y de los procesos que va atravesando la mujer hasta llegar al momento donde la menstruación se retira definitivamente del cuerpo. ¿Cuál es la reacción más extraña que puede manifestarse?
¿Qué es la premenopausia?
La premenopausia abarca muchos aspectos físicos, sin embargo, la rigidez muscular es la más difícil de abordar. Este síntoma común afecta áreas como hombros, muñecas, manos, dedos, rodillas, espalda y caderas y se debe principalmente a la disminución de los niveles de estrógenos.
Según información del portal Ymea, la producción de colágeno se reduce y al disminuir esta proteína, lo hace también la elasticidad y flexibilidad de músculos y tejidos. Como si fuera poco, el aumento del cortisol, la hormona del estrés, puede contribuir a la inflamación, dificultar la reparación muscular y alterar el equilibrio de electrolitos, lo que agrava la rigidez y el dolor corporal.
Sin embargo, no todas son malas noticias, ya que actividades como caminar, natación, yoga o pilates pueden calmar el malestar y fortalecer la musculatura de soporte, incluyendo el suelo pélvico y la zona lumbar.
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Síntomas que se pueden registrar en la premenopausia
- Períodos menstruales irregulares: los ciclos pueden alargarse, acortarse, ser más abundantes o escasos, e incluso faltar algunos períodos. Esto se debe a la ovulación impredecible.
- Sofocos: sensaciones repentinas de calor que pueden ir acompañadas de sudoración y enrojecimiento de la piel. Son más intensos en la perimenopausia tardía.
- Sudores nocturnos: similares a los sofocos, pero ocurren durante el sueño, interrumpiendo el descanso.
- Problemas para dormir: insomnio o sueño interrumpido, a menudo relacionados con los sofocos y sudores nocturnos.
- Cambios en el estado de ánimo: irritabilidad, ansiedad, tristeza, depresión y cambios emocionales fuertes, que pueden estar relacionados con los cambios hormonales y la interrupción del sueño.
- Incontinencia urinaria leve, como escapes al toser o estornudar, debido a un suelo pélvico debilitado.
- Problemas cognitivos: dificultad para concentrarse, problemas de memoria y sensación de confusión.