Aunque parecen inofensivos, los cojines tienen más poder del que crees en materia de de decoración. En interiorismo, no solo aportan color y textura, también influyen en cómo percibimos el tamaño, el orden y la armonía visual de un espacio. Sin embargo, abusar de ellos puede hacer que tu sala o recámara luzca recargada o incluso más pequeña.
Entonces, ¿cuándo sí conviene usarlos y cuándo es mejor guardarlos en el clóset? Aquí te lo explicamos con base en recomendaciones de expertos en decoración.
¿Cuándo sí conviene usar cojines en la decoración?
Los cojines funcionan como un punto focal y ayudan a equilibrar proporciones. De acuerdo con la revista AD México, son ideales para dar vida a sofás neutros o sillas de lectura sin cambiar los muebles principales.
Los tonos cálidos como terracota o beige transmiten sensación de calma y bienestar, mientras que los contrastes en texturas —como lino, terciopelo o algodón— aportan dinamismo sin saturar.
Otra ventaja es que permiten refrescar el estilo del hogar sin gastar mucho dinero. Según el portal The Spruce, bastan dos o tres cojines con fundas intercambiables para renovar un espacio y mantenerlo visualmente equilibrado, siempre que sigas la regla del número impar y combines distintos tamaños.
¿Cuándo no deberías poner cojines?
Aquí viene la parte importante: no todos los lugares o momentos los necesitan. Architectural Digest advierte que un exceso de cojines puede romper la proporción del mobiliario y provocar ruido visual, especialmente en espacios pequeños o con demasiados colores.
Además, si tienes sofás con respaldos bajos, usar cojines grandes puede restar comodidad y hacer que el mueble pierda forma.
Otro error común es colocar demasiados cojines en la cama, lo que complica tenderla y transmite una sensación de desorden. En esos casos, lo ideal es mantener un máximo de cinco —dos grandes, dos medianos y uno decorativo al centro— para conservar la armonía.
¿Qué efecto provocan los cojines a la vista?
Los cojines son, literalmente, una herramienta de manipulación visual. Cuando se colocan correctamente, pueden ampliar la sensación de espacio, hacer que una habitación se vea más cálida y equilibrar volúmenes.
Pero si se eligen sin pensar, pueden causar el efecto contrario: que el ojo perciba caos o desproporción.
En diseño de interiores, el truco está en el balance: texturas que dialoguen, colores que contrasten sin chocar y una cantidad que no bloquee la vista. Así, los cojines dejan de ser un simple accesorio y se convierten en parte de la composición estética de tu hogar.