A veces, la amabilidad puede confundirse con enamoramiento, y otras veces podemos interpretar gestos cordiales como si fueran señales de coqueteo, cuando en realidad la otra persona solo está siendo simpática. Para evitar estos momentos de confusión, la psicología sugiere prestar atención a ciertos indicadores, como la coherencia entre las palabras y las acciones, el lenguaje corporal y el contexto en el que se desarrolla la interacción. Aprender a leer estas sutilezas nos permite interpretar la situación de manera más objetiva y reducir malentendidos.

Cuando entender las señales se vuelve fundamental
Aunque no existe una fórmula infalible para identificar el interés romántico, la psicología señala que gran parte de la comunicación humana es no verbal. Según el investigador Albert Mehrabian, solo un 7% del mensaje se transmite con palabras, mientras que el 38 % corresponde al tono de voz y un 55 % a los gestos. Por eso, observar el lenguaje corporal puede ser clave para diferenciar si una persona está simplemente nerviosa o tímida, o si realmente está coqueteando.
El flirteo, lejos de ser un juego moderno, es una conducta con raíces evolutivas que sirve para explorar el interés mutuo de forma sutil y sin riesgos. La psicóloga Andrea Tena lo describe como una “ambigüedad controlada”, en la que se envían señales lo suficientemente claras para despertar curiosidad, pero sin declarar de manera directa las intenciones, lo que permite medir la respuesta de la otra persona y planear como actuar.
Entre las señales físicas más reveladoras de un interés genuino se encuentran:
- La reducción de la distancia física
- La inclinación del cuerpo hacia el otro
- El contacto visual prolongado
- La dilatación de las pupilas
- La sonrisa Duchenne, la que involucra tanto la boca como los ojos
- Los roces aparentemente casuales
- La imitación inconsciente de posturas o gestos.
- Estos comportamientos, más allá de lo que se percibe a simple vista, desencadenan en el cerebro pequeñas descargas de dopamina y oxitocina, hormonas vinculadas con el placer y la conexión emocional.
En la era digital, estas dinámicas se han transformado. La ausencia de contacto visual, tono de voz y lenguaje corporal ha trasladado el coqueteo a formas más sutiles: dar “me gusta” de manera frecuente, responder con rapidez a los mensajes o usar ciertos emojis que sugieren cercanía. Sin embargo, este tipo de interacción, aunque estimulante y capaz de generar pequeñas dosis de dopamina, suele mantenerse en un terreno ambiguo e intermitente, sin necesariamente evolucionar hacia una conexión real cara a cara.
¡Así se defendió Cazzu de quienes la critican por su imagen!
Otras señales que no debes pasar por alto
Por su parte, Psychology Today agrega otros indicios que deben ser tenidos en cuenta si se quiere comprender si la otra persona nos está tirando la onda:
- Humectarse o lamerse los labios
La atracción física puede activar pequeños gestos involuntarios, como humedecer o lamer los labios con mayor frecuencia. Cuando este gesto se hace de forma lenta y deliberada, deja de ser un simple reflejo y se convierte en un acto de coqueteo intencional, llamando la atención hacia la boca. - Autotocarse: dedo en los labios o tocarse el pecho
Acariciar suavemente los labios o colocar una mano sobre el pecho son señales corporales cargadas de significado. Estos gestos, además de atraer la mirada hacia zonas específicas, pueden transmitir vulnerabilidad, interés y una invitación no verbal al acercamiento. - Asentir vigorosamente
Asentir con la cabeza de manera activa y entusiasta indica atención plena y acuerdo con lo que se dice. Este gesto demuestra que la persona no solo escucha, sino que valida y respalda lo que expresás, generando una sensación de sintonía emocional. - Miradas prolongadas al cuerpo (body glances)
Recorrer con la vista la figura de la otra persona, deteniéndose en ciertas zonas, es una señal de deseo físico difícil de confundir con cortesía. A diferencia de una mirada casual, este tipo de observación es intencional y revela atracción más allá de la conversación.