¿Creías saber lo que realmente significa la palabra “muerto”? La Real Academia Española (RAE) ha sorprendido a muchos al aclarar su verdadero significado, y no es exactamente lo que todos imaginaban. Aunque solemos usarla para hablar de alguien que ha fallecido, y hasta en México se celebra en el Día de Muertos, su definición va mucho más allá y tiene matices que te dejarán con la boca abierta.
Cuando escuchamos la palabra “muerto”, casi siempre pensamos en lo evidente: alguien que ha dejado de vivir. Y sí, según la RAE, “muerto” es el participio del verbo morir y su definición literal es justamente esa: sin vida. Pero ahí no acaba la historia.
¿Qué otras definiciones de “muerto” tiene la RAE?
Esta palabra encierra más significados de los que imaginamos. Por ejemplo, también se utiliza para describir algo que ya no tiene energía ni movimiento, como una ciudad apagada, una fiesta sin ambiente o un proyecto que simplemente se quedó “muerto”.
En el lenguaje cotidiano, incluso usamos la palabra para hablar del cansancio extremo: “estoy muerto”, decimos, después de una jornada larguísima y extenuante.

Y hay otro uso que pasa casi desapercibido, pero está muy presente: “muerto” como sustantivo. No es raro leer o escuchar frases como “hubo tres muertos” en un accidente o una noticia trágica. En esos casos, la palabra se transforma en una forma directa de nombrar la pérdida humana.
¿Qué dice la RAE sobre “morir” y su relación con “muerto”?
El verbo morir está definido como “llegar al término de la vida”. Hasta ahí, todo parece claro. Pero hay algo importante que suele pasar por alto: en español moderno, este verbo no se usa de forma pasiva.
Eso significa que frases como “fue muerto” no son correctas desde el punto de vista gramatical, aunque las escuchemos en medios o conversaciones cotidianas.
Ese tipo de construcción viene de un uso antiguo, cuando morir podía emplearse como si fuera causativo, similar a decir “fue matado”. Aunque se mantuvo por años en textos literarios o religiosos, hoy ya no se considera normativo.
Entonces, sí, puedes haber leído “fue muerto” en alguna nota policiaca o en redes sociales, pero lo ideal —según la RAE— es evitarlo en contextos formales o académicos.
¿Qué otros usos tiene la palabra “muerto” en la lengua cotidiana?
Más allá del diccionario, la palabra “muerto” forma parte de nuestras emociones, de la manera en que hablamos cuando algo nos pesa, nos duele o simplemente nos agota. Es esa forma de decir “estoy muerto” cuando llegas del trabajo y lo único que quieres es no mover un dedo.
También aparece en frases con carga simbólica: alguien puede sentirse “muerto por dentro” tras una decepción fuerte, o decir que una relación “ya está muerta” cuando dejó de tener sentido hace tiempo. En esos casos, la palabra no habla de la muerte literal, sino de una pérdida de energía, de sentido, de vida emocional.
Y si nos vamos al otro extremo, hasta puede sonar positiva. Sí, como cuando algo fue “de muerte” —un concierto, una película, un platillo— y con eso queremos decir que fue brutal, impresionante, de otro nivel. Así de versátil es la palabra: puede doler, cansar o hasta hacer reír, todo depende del contexto.