Hoy en día, meter el pan de muerto al horno es parte de la tradición… pero ¿te imaginas cómo lo cocinaban hace cientos —o incluso miles— de años, cuando ni siquiera existía un horno como tal?
Desde tiempos prehistóricos, el ser humano se las ingenió para cocer el pan usando lo que tuviera a la mano: una olla de barro sobre las brasas, una vasija volteada en forma de campana o un horno improvisado hecho con piedras calientes y tierra. No necesitaban tecnología de punta, solo ingenio y fuego.
De hecho, según registros arqueológicos, los hornos más antiguos tienen cerca de 9 mil años y se encontraron en Siria, aunque en Bélgica también se han hallado vestigios que datan de la Edad del Bronce. Eran pequeños, circulares y no tan distintos a los que aún usan algunas comunidades rurales en México.

El pan como pago en Egipto y la magia de hornear bajo campana
En el Antiguo Egipto, hace más de 4 mil años, hornear pan era tan común que existían panaderías reales y modelos en miniatura de hornos con forma de cúpula. De hecho, el pan era tan valioso que funcionaba como forma de pago: los egipcios cobraban su salario con hogazas.
En otras partes del mundo, como el Imperio romano, era muy común cocer pan “sub testu”, es decir, bajo una campana de barro. Literalmente se ponía la masa sobre piedras calientes y se cubría con esta especie de tapa que conservaba el calor, como si fuera un horno portátil.
¿Existe el pan de muerto relleno de carne al Pastor?...Claro que sí
Hoy, muchos pueblos indígenas de América Latina siguen horneando de forma similar, especialmente cuando se trata de pan ceremonial, como el de muerto.
¿Puedes hacerlo tú misma para este Día de Muertos?
¡Sí! Si no tienes horno o quieres hacer algo más tradicional, puedes probar hornear pan de muerto en una olla de barro o una campana metálica sobre brasas. Eso sí, ten precaución con el fuego y el tipo de recipiente que uses.
Este método ancestral no solo es funcional: conecta directamente con nuestras raíces prehispánicas, con una forma de cocinar más lenta, simbólica y llena de historia.
¿Quién diría que el pan de muerto que tanto amamos en noviembre tiene su origen en prácticas que vienen desde las orillas del Nilo hasta los pueblos mexicas?