Siempre se ha dicho que llorar demasiado es de débiles, que quien se deja llevar por las lágrimas “no aguanta nada” . Pero la verdad es que la ciencia está tirando abajo esa idea. Resulta que si alguien llora con facilidad podría tener y estar mostrando algo muy distinto: una gran fortaleza emocional.
¿Qué significa que una persona llore con mucha facilidad?
Hemos visto —y seguro a ti también te ha pasado— que hay gente que no puede evitar llorar en una película, en medio de una discusión o hasta con un gesto bonito. Para muchos eso se interpreta como exageración, pero la psicología lo explica de otra forma. Llorar es una manera natural de liberar emociones y darle un respiro a la mente.
De hecho, la Asociación Americana de Psicología ha explicado que quienes muestran sus emociones con lágrimas suelen tener una inteligencia emocional muy desarrollada. Es decir, saben reconocer lo que sienten y no lo esconden.
¿Llorar seguido puede relacionarse con la resiliencia?
Aunque suene extraño, sí. Llorar no solo saca la tensión del momento, también ayuda a que el cuerpo baje los niveles de cortisol, la famosa hormona del estrés. Eso significa que después de llorar, muchas veces se piensa con más claridad y se siente una calma inesperada.
Porque sí, llorar puede ser parte de un mecanismo de defensa saludable, que permite a tu mente y tu cuerpo recobrar estabilidad tras un golpe emocional. Lejos de ser un obstáculo, se trata de una señal de que existe capacidad para enfrentar y superar cambios.
En pocas palabras, quienes no se guardan las lágrimas tienen más facilidad para adaptarse a lo que les pasa. Y eso es resiliencia pura: la capacidad de levantarse después de una caída emocional.
Entonces, ¿llorar mucho es sinónimo de debilidad?
Definitivamente no. Llorar no te hace frágil, te hace humano, consciente y más empático con los demás. La ciencia de la psicología lo deja claro: esas lágrimas no son una señal de falta de fuerza, sino todo lo contrario.
Así que la próxima vez que alguien te diga que llorar es malo , recuerda que quizás esa sensibilidad sea, en realidad, una de las cualidades más poderosas que una persona puede tener.