Les voy a contar una gran ironía de la vida. ¿Sabían que durante la Guerra Fría el tercer país con el mayor arsenal de armas nucleares era Ucrania?

Hoy, 32 años después de que culminó esa guerra, la misma Ucrania estará anhelando dicho arsenal para defenderse de uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

Aquí les va la historia: Cuando colapsó la Unión Soviética, en 1991, Ucrania, la nueva nación independiente, heredó unas 3 mil armas nucleares dejadas por Moscú en su territorio.

Tres décadas después, esa misma nación está desnuclearizada.

Ucrania entregó sus armas nucleares

¿Qué pasó? Kiev decidió renunciar a las armas nucleares a cambio de dos cosas: la primera, seguridad. Los gobiernos de Rusia, Estados Unidos y Reino Unido acordaron abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza contra Ucrania.

Y la segunda: el reconocimiento como país independiente. Y esos mismos gobiernos, que al parecer dominaban el mundo, coincidieron en respetar la independencia y la soberanía.

Como con esos tres los tratos de palabras no son suficientes, entonces decidieron que todo quedara pactado y firmado en el Memorándum de Budapest.

Ya para 1996, Ucrania había entregado todas las armas nucleares. Ucrania alega que Rusia violó el tratado por primera vez en 2014, cuando invadió y anexó Crimea, pero en tierra de nadie, la ley no existe.

Sin embargo, Rusia dice que asumió que Ucrania abandonaba el pacto por manifestar intenciones de desarrollar un arsenal de armas nucleares con la ayuda de Estados Unidos.

Retomando el presente. Surgen muchas interrogantes: ¿habría ayudado la presencia de estas armas en territorio ucraniano a impedir la invasión? ¿Existe el riesgo de un conflicto nuclear en la guerra actual?

Si Vladimir Putin aprieta el botón para activar los misiles, destruye a Ucrania en menos de 5 minutos. Y la presencia de armas nucleares está lejos de ser una garantía para la percepción de la paz.