San Antonio Abad fue un monje cristiano-católico conocido por abandonar todos sus bienes para vivir como ermitaño en las montañas , dedicando su vida a la oración, la penitencia y la soledad. Además, se le conoce como el santo patrono de las mascotas debido al vínculo especial que tiene con los animales.
Este santo, también conocido como San Antón, es muy popular en el mundo, incluyendo México, pues se le atribuyen milagros relacionados con la sanación de animales enfermos. Su festividad es el 17 de enero, día en el que muchos seguidores bendicen a sus mascotas en su honor.
¿Quién fue San Antonio Abad?
San Antonio Abad nació en el año 251 en Heracleópolis, Egipto, durante el imperio romano. Fue un monje de origen considerado uno de los padres del monacato, movimiento religioso caracterizado por llevar una vida ascética acompañada solamente de oración, meditación y buenas obras.
Nacido en una familia acomodada, a los 20 años decidió vender todas sus posesiones, y después de entregar el dinero a los pobres se retiró a vivir en soledad en el desierto y dormir en una cueva sepulcral.
Así pasó muchos años con una vida monástica organizada, durante la cual ayudó a otros ermitaños a encaminar su vida espiritual. Además, según los relatos de San Atanasio y San Jerónimo, Antonio venció muchas veces las tentaciones del demonio.
Su fama de hombre humilde, sacrificado y devoto a Jesús atrajo a muchos seguidores, sin embargo, y pese a la gran cantidad de discípulos que tuvo, nunca quiso vivir en comunidad y se retiró en absoluta soledad al monte Colzim, cerca del Mar Rojo .
Se sabe que una vez abandonó su retiro para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo. Además, de que tras permanecer muchos años como ermitaño alcanzó la edad de 105 años y murió el 17 de enero del año 356, por lo cual su festividad se lleva a cabo ese día anualmente.
El misterioso vínculo de San Antonio Abad con las mascotas
Es conocido como el patrón de los animales debido a los relatos que los asocian con su respeto a la naturaleza y el cuidado de las criaturas vivientes.
La tradición dice que en una ocasión una jabalina junto con sus jabatos, ciegos todos, se le acercó a San Antonio Abad con actitud de súplica. Fue entonces que el monje ayudó a la hembra y sus crías curando su ceguera. Desde ese momento, la madre jabalina no se separó del monje y lo defendió de cualquier alimaña que se le acercara.
Es por este pasaje que en todas las representaciones iconográficas el santo es acompañado por una jabalina o cerda, pues representa el vínculo que mantiene San Antón con los animales.
El ejemplo de humildad, sacrificio y devoción con el que predicó San Antonio Abad le valió ser reconocido por miles de seguidores católicos alrededor del mundo, incluso desde la época en la que vivió.