La noche del 14 de septiembre de 2018, en vísperas del Grito de Independencia, la icónica Plaza Garibaldi de la Ciudad de México se convirtió en el escenario de una masacre que marcaría un hecho histórico en la historia criminal de la capital. Sicarios vestidos de mariachi irrumpieron en la fiesta y abrieron fuego a mansalva, dejando un saldo de seis muertos y siete heridos.

Este evento no fue un ataque al azar, sino un capítulo clave en la sangrienta guerra entre La Unión Tepito y su acérrimo rival, la Fuerza Anti-Unión (FAU). Entre los presuntos implicados se encontraba una figura clave de La Unión: José Mauricio Hernández Gasca, “El Tomate”, quien recientemente falleció en prisión.

La masacre de Garibaldi: El día que sicarios se vistieron de mariachi

Alrededor de las 21:30 horas de aquel viernes, tres sicarios ataviados con trajes de mariachi, pero armados con fusiles de asalto y armas cortas, llegaron a pie al cruce de la calle Honduras y el Callejón de la Amargura. Sin mediar palabra, abrieron fuego contra los clientes de un local de comida, para después huir a bordo de motocicletas que ya los esperaban.

En la escena quedaron más de 60 casquillos percutidos, un testimonio de la ferocidad del ataque, que fue descrito por las autoridades como la primera masacre de este tipo en una zona turística de la CDMX.

¿Por qué fue el ataque en Plaza Garibaldi? La Unión vs. Anti-Unión

El móvil del crimen fue la disputa por el control de Plaza Garibaldi, considerada una “mina de oro” para el narcomenudeo y la extorsión por su incesante actividad comercial. El ataque, presuntamente ordenado por Roberto Moyado, “El Betito, entonces líder de La Unión Tepito, tenía un objetivo claro: asesinar a Jorge Flores, “El Tortas”, fundador de la Fuerza Anti-Unión.

La FAU había surgido como una escisión de La Unión tras el asesinato de su fundador, Francisco “Pancho Cayagua”, en 2017, un crimen que también se atribuyó a “El Betito”.

El rol de “El Tomate": ¿Uno de los asesinos?

José Mauricio Hernández Gasca, “El Tomate”, era uno de los operadores más cercanos a “El Betito” y una figura central en las operaciones de extorsión y sicariato de La Unión Tepito. Una carpeta judicial de 2018 recogió el testimonio de un testigo que aseguraba haber visto a “El Tomate” en la escena del crimen, presuntamente participando en la balacera.

Sin embargo, el caso contra él por este hecho se complicó cuando el testigo nunca regresó a la Fiscalía para ratificar su denuncia, lo que llevó a que fuera liberado por este cargo en una de sus múltiples detenciones. A pesar de ello, las autoridades siempre lo mantuvieron como uno de los principales implicados.

Su historia criminal terminó el pasado 1 de septiembre de 2025, cuando falleció en el Reclusorio Sur por complicaciones médicas.

A pesar del tiempo transcurrido, la investigación por la masacre de Garibaldi ha enfrentado numerosos desafíos, con pocos avances significativos reportados y con el tirador principal aun sin identificar.

La masacre de Garibaldi no solo evidenció la brutal guerra entre facciones criminales por el control de la CDMX, sino que también marcó un punto de inflexión en la percepción de la seguridad en la capital, demostrando que ningún lugar, por emblemático que sea, estaba exento de la violencia del crimen organizado.