¿Otro proyecto destinado al fracaso? La nueva fábrica de autos en México y sus desafíos

La historia nos muestra que, aunque el deseo de avanzar hacia la electrificación es fuerte, requiere más que buenas intenciones, ¿qué nos depará?

Por: Daniel Sangeado

Recientemente, el gobierno federal de México anunció con gran entusiasmo la creación de la primera fábrica de coches eléctricos en el país, conocida como “Olinia”.

Según el anuncio de Roberto Capuano, esta nueva armadora se enfocará en desarrollar mini vehículos diseñados por ingenieros mexicanos, prometiendo una opción de movilidad urbana “segura, eficiente, sustentable y al alcance de millones de mexicanos”.

Sin embargo, detrás del optimismo gubernamental se encuentra una serie de interrogantes y desafíos que ponen en duda la viabilidad de este proyecto.

Un proyecto ambicioso con necesidades financieras

Para poner en marcha la fábrica, Olinia requiere una inversión inicial de 25 millones de pesos. Aunque el gobierno está en busca de socios inversionistas, aún no se han presentado cifras claras que garanticen la sostenibilidad del proyecto. Los precios estimados para estos nuevos vehículos eléctricos oscilarán entre 90 mil y 150 mil pesos, un rango accesible en teoría, pero que podría ser poco realista dado el estado actual del mercado automotriz y la economía mexicana.

Las lecciones aprendidas de los autos eléctricos en Europa

Es fundamental tomar en cuenta la experiencia reciente de la industria automotriz en Europa. En octubre de 2022, los políticos europeos aprobaron una ley que prohíbe la producción y comercialización de vehículos a gasolina a partir de 2035. Esta decisión impulsó a los fabricantes a invertir masivamente en el desarrollo de vehículos eléctricos, pero la falta de infraestructura para la recarga de estos autos resultó en un estancamiento en las ventas y pérdidas millonarias. Por ejemplo, algunas empresas reportaron pérdidas de miles de millones de dólares y se vieron obligadas a cerrar plantas y despedir a miles de empleados.

El avance requiere más que buenas intenciones

En contraste, el gobierno mexicano parece estar siguiendo una ruta similar sin considerar las lecciones del pasado reciente; la armadora Olinia planea abrir un concurso para atraer a empresas privadas que ofrezcan las mejores condiciones para avanzar en su proyecto. Sin embargo, la falta de infraestructura y las inversiones necesarias para soportar el crecimiento de una industria tan innovadora podrían ser obstáculos insuperables.

Aún queda por ver si Olinia logrará materializar su promesa de movilidad sustentable. La combinación de un discurso optimista con una realidad económica y de infraestructura desafiante plantea un dilema intrigante. La historia nos muestra que, aunque el deseo de avanzar hacia la electrificación es fuerte, la implementación efectiva requiere más que buenas intenciones.

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