¿En qué momento? Niños tras las rejas y delincuentes en la calle, así la infancia en México
La cruda realidad de la infancia México: mientras la inseguridad y la falta de espacios seguros confinan a los niños, la impunidad favorece a criminales.
En décadas pasadas, las calles de la Ciudad de México eran patios de juegos al aire libre. Niñas y niños salían con libertad a correr, jugar fútbol, andar en bicicleta o simplemente explorar su entorno. Hoy, esa imagen de la infancia en México se ha convertido en un recuerdo lejano, reemplazado por rejas, vigilancia constante, además de miedo a la delincuencia.
Vecinos de zonas como en la colonia Reforma Iztaccihuatl, en la alcaldía Iztacalco, relatan a Fuerza Informativa Azteca cómo la transformación del entorno urbano ha obligado a las familias a restringir la libertad de sus hijos; de hecho, la inseguridad es una de las principales razones por las que los niños ya no juegan en las calles, y esta tendencia no es exclusiva de una sola zona.
Antes podías ir a la tienda solo, ahora no se puede. Todo está enrejado
Luis Gerardo Mancilla, otro habitante entrevistado, reflexiona: “Vivimos en un lugar que parecía un enorme patio de juegos. Hoy estamos enjaulados, y los delincuentes son los que están libres en las calles”.
Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana Pro México, seis de cada diez habitantes consideran que vivir en su ciudad es inseguro, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU).
El experto Humberto Morgan apunta que el Estado ha fallado en su función primordial: garantizar la integridad de las personas. Las nuevas generaciones han crecido en un contexto de miedo, encierro, además de protección excesiva, lo que ha derivado en una infancia menos activa y más aislada.
📍Tuvimos reunión de seguridad con el @ObsSegCiudadana, @SSC_CDMX y @OVIALCDMX en el sector Plateros.
— Observatorio de Seguridad Ciudadana (@observseguridad) June 28, 2025
Participaron #COPACOS de las colonias Arturo Martínez, Bonanza, Mártires de Tacubaya y María G. de García Ruiz. pic.twitter.com/vXpBjxzAly
“¿Sales a jugar a la calle?”, se le pregunta a un niño de 8 años. Su respuesta, contundente: “No, sólo por la reja... algunas veces, pero no a la calle”.
Para quienes vivieron su niñez en décadas pasadas, esta realidad genera nostalgia, pero también preocupación: “Nuestros impuestos deben servir para crear bienestar social, pero hoy estamos heredando incertidumbre a nuestros hijos y nietos”, lamenta Mancilla.
La pregunta que queda en el aire es urgente: ¿en qué momento desaparecieron los niños de las calles? Y más aún, ¿será posible que algún día regresen?