Tabasco atraviesa uno de los momentos más oscuros en materia de seguridad para las mujeres. En los últimos meses, el número de feminicidios se ha disparado, dejando en evidencia un fenómeno que colectivos feministas y defensores de derechos humanos catalogan como violencia feminicida sin precedentes.
De acuerdo con datos del Comité de Derechos Humanos, en 2023 se registraron 24 feminicidios en el estado. Para 2024 la cifra casi se triplicó, llegando a 80 casos. Y lo más preocupante es que en lo que va de 2025, de enero a agosto, ya se contabilizan al menos 60 mujeres asesinadas.
Feminicidios encubiertos bajo la violencia del crimen organizado en Tabasco
Integrantes del colectivo Ni Una Más señalan que muchos de estos crímenes son disfrazados para parecer ejecuciones del crimen organizado, lo que genera un manto de impunidad.
“Muchos perpetradores feminicidas practican asesinatos que parecen vinculados al crimen organizado, pero en realidad son feminicidios. Si las autoridades no investigan, nunca sabremos la verdad”, advirtió Gudelia Delgado, vocera del colectivo.
Esta práctica, denuncian, permite que los casos no se registren oficialmente como feminicidios, invisibilizando la verdadera magnitud de la violencia de género en el estado.
La herencia de la inseguridad y la narcopolítica en Tabasco
Los colectivos responsabilizan directamente a la estrategia de seguridad impulsada en el sexenio de Adán Augusto López, señalando que la supuesta alianza del gobierno con el crimen organizado abrió la puerta a un incremento de la violencia.
Suilma Velázquez, directora del Comité de Derechos Humanos, señaló que la situación es insostenible: “La violencia contra las mujeres en Tabasco es letal. Desde diciembre de 2023, cuando estalló el conflicto entre los líderes de La Barredora, casi a diario son asesinadas mujeres”.
Para las activistas, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente. Rechazan la narrativa oficial que intenta vincular automáticamente los asesinatos al crimen organizado y exigen investigaciones reales que lleven a la justicia.
La violencia feminicida en Tabasco se ha convertido en un problema estructural que, de no atenderse con seriedad, seguirá cobrando vidas de manera impune. Las familias de las víctimas, los colectivos y la sociedad civil coinciden en una sola exigencia: ni una mujer asesinada más.