¿Un lenguaje políticamente correcto? La ignorancia, como combustible del populismo
La creación de términos y narrativas políticamente correctos se han convertido en un instrumento del populismo para impulsar agendas y desatender otras tareas.
“La ignorancia es el combustible del populismo y el populismo es incompatible con el progreso”, expresa la periodista y diputada española Cayetana Álvarez de Toledo.
El populismo totalitario de ayer o mayoritario de ahora, como el de esos países en los que el gobierno desaparece los organismos independientes y manipula a todos los poderes del Estado por el bien del pueblo bueno, tienen el mismo objetivo: instaurar una dictadura.
“Menos exámenes, más fáciles, y asignaturas, digamos blanditas, soft, light, woke... por ejemplo, matemáticas socioemocionales con perspectiva de género... sí, se ríen, no, pero luego hay que estudiar esto, 2+2 son cuatre”, expuso.
Ignorancia politizada y el virus populista
Regalar el pan hoy para matarte de hambre mañana."Lo que algunos están promoviendo, es un auténtico, apocalipsis cognitivo, creen que cuanto más ignorante sea la gente, más les va a votar a ellos”, dijo Cayetana.
La diputada expresó que “nunca se había politizado la ignorancia como ahora, nunca se había hecho de la mediocridad y hasta del muro a la inteligencia, una consigna moral”.
Cayetana Álvarez no fue la primera en encontrar en la ignorancia al agente perfecto para contagiar el virus populista. Mucho antes ya lo había hecho el novelista y periodista británico George Orwell, quien aseguró que la ignorancia es fuerza.
El populismo y la sed de poder de las élites
Más recientemente, el escritor, investigador y catedrático israelí Yuval Noah Harari, quien en su libro Nexus ubica al populismo como una tendencia que primero nos alerta sobre la sed de poder de las élites, para luego entregarle la total autoridad a una sola y ante todo ambiciosa persona.
Harari nos recuerda que el gobierno que no trabaja para evitar la muerte violenta de sus ciudadanos no es democrático, sino anárquico y que el populismo es la base donde los dictadores se montan para fingir ser demócratas.
“Yo soy el pueblo”, decía el expresidente de Venezuela Hugo Chávez; “un pueblo, un país, un líder”, aseguraba Adolfo Hitler. “La democracia es un tranvía del que te bajas cuando llegas a tu destino”, afirmó el turco Tayyip Erdoğan.