Baches, deslaves y accidentes: La realidad de las carreteras mexicanas
La situación no es casual. El sexenio pasado la inversión en infraestructura cayó un 20.6%, priorizando obras faraónicas en lugar del mantenimiento básico.
Manuel, un agricultor que transita diariamente por las carreteras de la región, expresa con frustración: “Está muy feo, parece que no hay Gobierno…".
Su enojo es compartido por muchos, pues la carretera en la que él trabaja no ha sido reparada en años. Manuel comenta que “ya tiene años, nunca han reparado… ¿Ha habido accidentes? Sí, hay muchos, esta fea la carretera”.
Esta realidad refleja un problema nacional que afecta no solo la seguridad vial, sino también la economía y la calidad de vida de miles de personas.
La herencia de abandono y la reducción en inversión
La situación no es casual. El sexenio pasado la inversión en infraestructura cayó un 20.6%, priorizando obras faraónicas en lugar del mantenimiento básico.
Esto ha dejado una “herencia maldita” con carreteras federales en estado crítico y otras completamente abandonadas, especialmente en el sureste mexicano.
Francisco Cruz, trailero, comenta que, en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, seis de cada diez kilómetros están en pésimas condiciones.
“Bastante mal en algunas partes… yendo rumbo a La Angostura hay un tramo reducido y está bastante feo”, agrega.
El actual gobierno tampoco ha revertido esta tendencia: la inversión física en infraestructura se desplomó un 34% hasta abril, la mayor caída en 30 años. Esta falta de mantenimiento se evidencia en derrumbes y deslaves sin limpiar, como se puede observar en numerosas carreteras federales.
Un problema nacional con consecuencias graves
El mal estado también afecta otras zonas, como la carretera federal que comunica Nuevo León con Coahuila, donde Bernardino, automovilista, relata.
“Me ha tocado salirme de la carretera para esquivar un bache”. Para los conductores, las rutas están “minadas” y prácticamente intransitables.
En todo México, 3 de cada 10 kilómetros de carreteras federales requieren mantenimiento urgente, sin contar las vías estatales, municipales y concesionadas. Fernando, operador de volteo, señala que los accidentes por baches y desperfectos son comunes porque “se han chingado las llantas y todo eso”.
El costo para los mexicanos
Finalmente, la ciudadanía paga las consecuencias del abandono vial, mientras los recursos públicos se destinan prioritariamente al pago de las deudas generadas por las obras faraónicas. Esto evidencia una falta de prioridad hacia la infraestructura básica que es fundamental para el desarrollo y la seguridad del país.
En conclusión, la exigencia popular es clara: “El Gobierno que repare la carretera, para eso tenemos Gobierno…".
Es vital que las autoridades atiendan esta demanda con inversión real y sostenida para garantizar carreteras seguras, funcionales y dignas para todos los mexicanos.
