La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha entrado en una nueva fase tras la decisión del presidente Donald Trump de duplicar los aranceles sobre todas las importaciones chinas, elevándolos al 20% a partir de este mes. Como respuesta, el gobierno chino anunció un “plan de acción especial” con el objetivo de estimular el gasto interno y minimizar el impacto de las restricciones comerciales impuestas por Washington.
El anuncio fue realizado por la agencia oficial Xinhua y, aunque carece de detalles específicos, incluye medidas como:
- Aumento de los ingresos de la población
- Subsidios para el cuidado infantil
- Expansión del programa “dinero por chatarra” para el intercambio de bienes viejos, como automóviles y electrodomésticos
El primer ministro Li Qiang aseguró que la economía china navegará con estabilidad, en línea con la meta de crecimiento del 5% anual fijada por el gobierno para 2025.
China enfrenta desafíos económicos mientras la guerra comercial se intensifica
China no solo enfrenta el impacto de los aranceles de Trump, sino también una desaceleración económica impulsada por tres factores clave:
- Bajo gasto de consumo
- Perspectivas laborales inciertas
- Una prolongada crisis en el sector inmobiliario
Además, el país sigue enfrentando deflación, lo que significa que los precios continúan cayendo, desincentivando el consumo y ralentizando el crecimiento. En febrero, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de China cayó un 0,7% interanual, su nivel más bajo en más de un año.
A pesar de estos desafíos, las ventas minoristas crecieron un 4% en los primeros meses del año, impulsadas en parte por el estímulo fiscal. Sin embargo, economistas advierten que esta recuperación podría no ser sostenible en el largo plazo.
Impacto de los aranceles en la producción industrial y el comercio global
Mientras Trump refuerza su política comercial proteccionista, los datos muestran que la producción industrial de China aumentó un 5,9% en enero y febrero, superando las expectativas. Sin embargo, este crecimiento no es suficiente para compensar la caída en la demanda interna y la presión de los aranceles estadounidenses.
China también ha respondido con nuevos aranceles de represalia, que afectan principalmente a las importaciones agrícolas de Estados Unidos. Esta medida podría afectar a los productores estadounidenses, especialmente en sectores como la soja y la carne de cerdo, que dependen del mercado chino.