Al parecer envejeció muy bien el discurso de Andy López Beltrán, secretario de Organización de Morena e hijo del expresidente López Obrador (AMLO), pues tras darse a conocer sus lujosas vacaciones en las zonas exclusivas de Tokio, las personas recordaron cuando criticaba los lujos de los hijos de otros políticos en 2017, antes de que su padre llegara a la Presidencia de la República.

En el documental Esto soy (2017) y publicado en el canal de YouTube del propio López Obrador, la familia del entonces candidato presidencial abrió las puertas de su casa a las cámaras para demostrar su vida “sencilla” y así defender que ellos no estaban detrás de los lujos, pero al parecer, era simplemente una máscara.

“No somos estos juniors abusivos del poder. Nosotros no vamos a ser parte del gobierno, no creemos en el nepotismo. Creemos que es una lacra más de este sistema”, declaró.

Parece ser que en el camino hacia el poder, tras ser nombrado como secretario de Organización del partido que fundó su padre, Andy López se olvidó de que criticaba lo mismo que está haciendo hoy, pues en días recientes se relevaron imágenes de sus lujosas vacaciones en Tokio, Japón, incluso, alojándose en un hotel de cinco estrellas y comprando en tiendas como Prada.

10 días de ausencia en el trabajo de Andy López Beltrán por vacaciones en Tokio

La polémica alrededor de Andy López Beltrán, secretario de Organización de Morena, no cesa. Han transcurrido 10 días de ausencia laboral, justificados por un lujoso viaje a Tokio.

Mientras Andy López Beltrán disfrutaba de la capital nipona, su silla en importantes reuniones de organización del partido permanecía vacía. El pasado martes, no estuvo presente en los encuentros de Querétaro, sumándose a ausencias previas en el Consejo Nacional de Morena, la puesta en marcha de comités seccionales en Tlaxcala, y un recorrido por Coahuila con encuentros militantes.

La realidad es cruda: nadie en Morena se atreverá a sancionar a su Secretario de Organización. El partido, que enarboló la bandera de la austeridad como un principio innegociable y un diferenciador fundamental de la “vieja política”, parece haber cedido al “anillo del poder” que tanto criticó. Lo que queda para la historia es la consolidación de una “austeridad fachada”, donde los principios solo aplican para la base, mientras la élite disfruta de privilegios y lujos que antes eran impensables para un gobierno de izquierda.