No existe gamer que no haya tenido alguna vez un acercamiento con Pac-Man. Un juego clásico que ha sobrevivido al paso del tiempo y cuyo legado ha inspirado a millones de mil maneras. Sin duda, este personaje, aunque simple, ya ha pasado a la historia no solo de los videojuegos, sino de la humanidad.
El origen de Pac-Man: una pizza como inspiración
En 1980, el diseñador japonés Toru Iwatani buscaba crear un videojuego diferente a los clásicos shooters bélicos de la época. La inspiración llegó en un momento inesperado: mientras comía una pizza, al retirar una rebanada, notó que la figura restante parecía una boca abierta. Esa simple imagen dio vida a Pac-Man, un personaje amarillo cuyo objetivo era tan universal como irresistible: comer.
La idea de Iwatani era diseñar un juego accesible para todos, que atrajera a familias completas, sin excluir a nadie, lo cual no era un pensamiento común en la industria de los videojuegos de los años 80.
La jugabilidad que atrapó al mundo
El concepto de Pac-Man fue revolucionario por diferentes motivos. Uno de ellos era lo fácil que era entender la dinámica, recorrer laberintos, recolectar puntos y huir de cuatro fantasmas con personalidades propias: Blinky, Pinky, Inky y Clyde.
En pocas palabras, Iwatani lo logró, pues su juego tenía la simplicidad necesaria para ser lo suficientemente atractivo para jugadores casuales, mientras que los patrones estratégicos y la dificultad creciente lo transformaron en un reto para los más dedicados.
Esta dualidad convirtió a Pac-Man en un fenómeno mundial, con torneos, récords y estrategias que hasta hoy son relevantes en el mundo gamer.
Un legado que sigue vivo 45 años después
Hoy, Pac-Man sigue vigente gracias a secuelas como Ms. Pac-Man, remakes, cameos en películas y competiciones oficiales. Su atractivo radica en que es un juego fácil de entender, pero difícil de dominar, lo que lo hace eterno y muy entretenido.
y tú, ¿aún juegas Pac-Man?
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