En el capítulo 11 de No Soy un Robot, Min Kyu da un paso significativo hacia su propia liberación emocional. Después de vivir 15 años atrapado en su soledad y su alergia, la promesa de matrimonio que había hecho se convierte en el último ancla de su pasado. Pero cuando su primer amor le confiesa que está enamorada de otro, Min Kyu finalmente se libera. Es un momento doloroso, pero también liberador, y decide embarcarse en una nueva aventura, buscando redescubrir los lugares que sus padres le mostraron cuando era niño.
No Soy un Robot | ¡Los circuitos de Min Kyu y Ji Ah están unidos por el hilo rojo!
El destino, tan caprichoso como siempre, lo lleva a un tren donde, frente a él, se encuentra Ji Ah, leyendo un libro con un café en la mano. Al mirarla, Min Kyu siente una conexión inmediata, como si algo en su interior reconociera a esa figura. Con el corazón latiendo con fuerza, la sigue para conocerla mejor. Él le confiesa que se parece mucho a una robot que cambió su vida, y Ji Ah, nerviosa, le responde que fue la modelo, pero que ella no es un robot.
Es en ese momento cuando algo en su interior se enciende, como si los circuitos de su corazón estuvieran recibiendo una señal que nunca antes había experimentado. Hay algo en ella que lo atrae, no solo por su apariencia, sino por la manera en que la realidad de su humanidad le parece más intrigante que cualquier algoritmo. A medida que Min Kyu se acerca a Ji Ah, se empieza a dar cuenta de que las emociones humanas, con toda su complejidad, son más hermosas que cualquier código o lógica. Y ella, sin saberlo, se convierte en el enlace entre su pasado y el futuro que recién comienza, lleno de momentos románticos, divertidos y de conexiones inesperadas.
El amor, en su forma más pura, comienza a fluir entre ellos, desafiando toda lógica. Los circuitos de su corazón empiezan a reprogramarse, y el destino, como un hilo invisible, los une en una danza de emociones y posibilidades infinitas.
