Cada paso representaba a una mujer desaparecida, a aquellas que ya no tienen voz para expresarse y se les arrancó la vida de forma violenta. Cansadas por la poca seguridad que, no sólo se vive en el país sino en todo el mundo; miles de mujeres llegaron en grupos al punto de encuentro en el Monumento a la Revolución para iniciar la marcha por el Día Internacional de la Mujer.
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Pañuelos morados y verdes, banderas con frases que demostraron el hartazgo que viven día con día, carteles que cuestionaban el paradero de miles de chicas que no se sabe de ellas, voces alzadas por las que ya no pueden gritar. Desde mujeres mayores, hasta niñas pequeñas estuvieron presentes en el recorrido que duró más de tres horas.

La unión es el primer paso para generar el cambio que tanto han estado pidiendo, porque bien dicen que no es una, sino son todas y juntas están en esta lucha para mantenerse vivas al otro día, llegar a salvo a sus casas o no temer por la pareja que tienen. Entre cantos y gritos, se mantuvieron juntas en todo momento, recibiendo a las que ellas llaman hermanas, por primera vez y sentir el cálido abrazo que se escuchaba en cada Yo Sí Te Creo.
Pese a las altas temperaturas, se mantuvieron fuertes y con ganas de seguir adelante para demostrar una vez más, que son miles las que están cansadas con los feminicidios que son el pan de cada día, por no pertenecer a las estadísticas de las diez mujeres que se desaparecen con el temor de jamás ser encontradas. Algunas salieron a las calles por esa amiga, hija, hermana o madre que ya no pudieron salir a pedir derechos que como mujeres deben de tener.

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Porque no quieren que una más tenga que pasar por esto, porque no quieren seguir con la incertidumbre de si serán la siguiente; este 8 de marzo no fue un día para felicitarlas, sino para luchar codo con codo, hombro con hombro y corazón con corazón en cada grito desesperado que salía de sus desgarradas y cansadas gargantas que decían Ya No Más.