Después de atravesar un momento en el que se sintió menos, Andrea encontró fuerza en sí misma. Rasta, con sabiduría y empatía, reconoció públicamente lo importante que ella es para su tribu. Le recordó que su energía, entrega y autenticidad son fundamentales para el grupo, y que su presencia hace una gran diferencia. Ese reconocimiento no solo levantó su ánimo, sino que también reafirmó el vínculo que los une como tribu.