La falta de una pronta atención psicológica por la muerte de la mamá provoca que Marcela tome una actitud de reto ante su padre, Rubén. Se le hace fácil seguir a su mejor amiga Inés al DF y sin darse cuenta caen en una red de tratantes de personas. Viven un infierno pero para su fortuna, Rubén no deja de buscar a su hija. Lucha con y contra todo hasta que la recupera.