En su aparición más íntima hasta ahora, el príncipe William habló sin filtros sobre cómo el divorcio de sus padres moldeó su visión de la familia. En un episodio reciente de The Reluctant Traveler con Eugene Levy, el heredero al trono británico abrió el corazón sobre la herida que nunca cicatriza del todo y cómo trata de no replicarla en su propio hogar.
Con Levy recorriendo los jardines del Castillo de Windsor, William relató recuerdos de su niñez expuesta y reveló aquello que juró no permitir en su familia:
“De niño vi a mis padres… y si dejas que eso se infiltre, el daño que puede causar a tu vida familiar es algo que juré que nunca le sucedería a la mía”. En ese momento, se sentía el peso de años de tensión, especulación pública y silencios forzados.
¿Cuál fue la frase del príncipe William que sacudió al mundo?
William, con voz pausada, compartió una confesión que resonó fuerte: “Mis padres se divorciaron a los ocho años… pero uno aprende de ello y trata de no cometer los mismos errores que sus padres”. Con esta frase, puso en palabras ese deseo profundo de corregir lo que él consideró roto en el pasado, de construir en lugar de repetir.
También comentó que, aunque su infancia tuvo momentos de calidez, siempre cargó con una sombra: el drama mediático que rodeó la separación de sus padres. Afirmó que “el drama y el estrés de pequeño te afectan mucho cuando eres mayor”, dejando claro que esa huella existe incluso cuando uno quiere sanar.
¿Qué podemos aprender de las reflexiones del príncipe William?
Primero, que reconocer el dolor no es debilidad, sino valentía. William no huyó del pasado, lo confrontó en voz alta frente al mundo. Segundo, que la mejor herencia no es el trono ni el poder, sino la capacidad de construir algo distinto. Él habla poco de repetir errores; habla de transformarlos.

Y tercero, que la historia —esa que vive entre titulares, rumores y recuerdos— no dicta nuestro final. De acuerdo con el príncipe de Gales, podemos moldear lo que viene con conciencia, decisión y la humildad de saber que sanar lleva tiempo.