La elección entre huevos de granja o del supermercado puede parecer sencilla, pero hay aspectos clave que conviene considerar. En esta comparativa, veremos por qué muchas personas consideran que los huevos de granja son una opción superior en varios sentidos.
Calidad nutricional y frescura
Los huevos de granja, especialmente los criados de forma libre o camperos, suelen tener una yema más intensa y cremosa, clara más firme y mayor frescura, resultado de una distribución más local y rápida.
Además, se han registrado beneficios nutricionales importantes: contienen más vitamina A, omega‑3, vitamina D, E y betacaroteno, mientras que los de supermercado generalmente tienen más colesterol y grasas saturadas.
Alimentación y bienestar animal en la granja
En una granja, las gallinas se alimentan con una dieta variada que incluye insectos, hierbas y semillas, contrastando con los piensos industrializados presentes en la mayoría de los huevos de supermercado
Este perfil alimenticio se refleja en huevos con mejor composición de nutrientes, como más omega‑3 y vitaminas.
Además, las gallinas en granjas camperas tienen acceso al exterior, lo que favorece su bienestar y se traduce en productos de mayor calidad.
Sabor: ¿es realmente mejor?
Si bien muchos consumidores aseguran que los huevos de granja tienen un sabor más rico y yemas más firmes, algunos experimentos indican que, al probarlos a ciegas, no hay diferencias de sabor perceptibles entre huevos de granja y de supermercado. Aun así, los aspectos visuales y de textura suelen favorecer la opción de granja.
Optar por huevos de granja suele implicar apoyar prácticas más éticas, sostenibles y transparentes. La producción en granja promueve el bienestar animal, reduce el uso de antibióticos y disminuye el impacto ambiental. Además, muchos consumidores valoran la trazabilidad y la conexión con los pequeños productores. Esto añade un valor añadido que, aunque representa un costo mayor, es percibido como una inversión en calidad, salud y ética.