En México hay frases o dichos populares que ya forman parte del vocabulario de muchas familias, y una de las más peculiares —y sí, también polémicas— es la frase “salir con tu domingo 7”. Se dice entre risas, en tono de chisme o a veces con ese aire de “ya ni cómo ayudarte”.
Lo que pocos saben es que esta expresión, tan nuestra, en realidad no nació aquí. Y su origen es tan extraño como curioso.
¿Qué quiere decir ‘salir con tu domingo 7’?
La frase se usa para hablar de un embarazo no planeado. Así, tal cual. Cuando alguien dice que una chica “salió con su domingo 7”, lo que está insinuando es que está embarazada y que ni ella ni su pareja lo esperaban.
Es una forma muy coloquial —y muchas veces cargada de juicio— de referirse al tema, sobre todo en contextos familiares o conservadores donde no se dice la palabra “embarazo” de forma tan directa.
Aunque en los últimos años ha perdido fuerza entre las generaciones más jóvenes, todavía aparece en conversaciones, redes sociales o incluso en telenovelas. Y aunque suena muy mexicano, la historia detrás viene desde el otro lado del mundo.
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¿Cuál es el verdadero origen de la frase ‘domingo 7’?
Según el arqueólogo mexicano Eduardo Merlo Juárez, el origen está en una vieja leyenda del norte de Europa, específicamente de Noruega.
En la historia, unos duendes están bailando en el bosque mientras cantan los días de la semana: lunes uno, martes dos, miércoles tres… y justo cuando llegan al domingo, una mujer los interrumpe gritando “¡Domingo 7!”.
El problema es que, al interrumpir el ritual, los duendes traviesos le lanzan un hechizo y ¡zas!, la dejan embarazada.
Con el paso del tiempo, esta leyenda llegó a México por influencia europea. Se fue modificando, se volvió parte de la tradición oral y terminó siendo una expresión popular para hablar de embarazos sorpresa. Así como lo lees.
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Aunque pueda sonar anticuada, la frase sigue apareciendo porque, en muchos entornos, es una manera de hablar del tema sin decirlo directamente. Es un eufemismo que suena más “ligero” para quienes no están acostumbrados a abordar estos temas con naturalidad.
Además, forma parte de ese lenguaje coloquial que usamos sin pensar mucho en su origen, pero que se sigue colando en la sobremesa, los memes o las pláticas entre amigas.