¿Lyn May es mexicana? Aunque su nombre artístico suena internacional, pocos conocen la verdadera historia de esta icónica vedette, así como el origen detrás de su nombre. Desde sus primeros años hasta transformarse en una de las figuras más emblemáticas del espectáculo en México, su trayectoria está llena de curiosidades, talento y secretos que la han convertido en un personaje inolvidable de la cultura popular.
La respuesta es sí. La actriz, que en realidad se llama Lidia Mendiola Mayanes, es 100 por ciento mexicana. Nació el 12 de diciembre de 1952 en Acapulco, pero hay quienes dudan de su origen debido a que parte de su familia tiene raíces tanto chinas como japonesas, de acuerdo al sitio Milenio.
Considerada una de las máximas exponentes del género conocido como "Cine de Ficheras" en las décadas de los 70 y 80, su trayectoria se catapultó por su imponente presencia en el escenario y sus audaces coreografías, estableciéndola como una de las cuatro grandes “vedettes” de oro del país.
El motivo detrás de la elección del nombre Lyn May
Fue en 1969 cuando el reconocido empresario Enrique Lombardini, quien era dueño del Teatro Iris, decidió cambiarle su nombre original por otro que, sin saberlo, la acompañaría el resto de su vida: Lyn May, que en chino significa "bonita flor".
Este bautismo artístico marcó la carrera de la talentosa artista al internacionalizar su imagen, ya que al ser corto y sonoro resultaba más fácil de recordar y más atractivo para el público, tanto en México como en otros países.
 
            Polémica con Lyn May por sus cirugías estéticas
La vedette mexicana ha estado en el centro de varias polémicas relacionadas con sus cirugías y tratamientos estéticos. En muchas oportunidades, la actriz reveló tanto las motivaciones como las consecuencias de estos procesos, donde confesó que el problema inicial fue un tratamiento en su juventud que no fue supervisado por médicos, según un artículo del medio La República.
Cuando era joven, confió en personas que le recomendaron un "arreglo estético" y terminaron inyectándole aceite en el rostro. En su momento, ella expresó: "De tonta me dejé inyectar nuevamente por una señora que solo quería dinero".
Esta decisión provocó que años más tarde tuviera que someterse a otras cirugías. En total, habría pasado por el quirófano al menos cinco veces para retocarse su cara, con el objetivo de "reducir el volumen de su rostro" y lograr un aspecto más afinado, de acuerdo a sus declaraciones.