El cuidado de una planta depende en gran medida de un riego correcto, ya que el agua es fundamental para su crecimiento y desarrollo. No obstante, un exceso puede resultar tan perjudicial como la escasez, debido a que puede generar que las raíces se asfixien y se dañen, afectando la absorción de nutrientes vitales. Por esto, es esencial aprender a identificar las señales que indican que una planta está siendo ahogada por demasiada humedad, para así evitar daños irreversibles y asegurar su salud y vitalidad a largo plazo.

Los 3 síntomas de que la planta padece el exceso de riego
- Hojas amarillentas y blandas:
Cuando una planta recibe más agua de la que necesita, las raíces no pueden absorber oxígeno adecuadamente, lo que afecta su función vital. Como consecuencia, las hojas empiezan a cambiar de color, volviéndose amarillas, y pierden firmeza. Pueden sentirse blandas, débiles o incluso translúcidas, como si estuvieran “aguadas”. Este síntoma indica que la planta está bajo estrés hídrico por exceso, y si no se corrige, puede llevar a la pudrición de las raíces y la muerte gradual de la planta. - Tierra constantemente mojada o encharcada:
El sustrato ideal debe mantener un equilibrio entre humedad y aireación. Si la tierra permanece húmeda o encharcada por mucho tiempo, es señal de que el agua no está drenando correctamente. Esto genera un ambiente saturado de agua que impide que las raíces respiren, ya que necesitan oxígeno para absorber nutrientes. La falta de aire en la tierra puede provocar que las raíces se pudran, debilitando la planta y haciéndola más vulnerable a enfermedades. - Presencia de hongos o mal olor en la tierra:
El exceso de agua crea condiciones perfectas para la proliferación de hongos y bacterias en el sustrato. Estos microorganismos dañinos pueden atacar las raíces y afectar la salud general de la planta. Además, la tierra puede empezar a desprender un olor desagradable, similar a humedad estancada o a moho, que es un claro indicador de problemas en el sistema radicular. Detectar estos signos a tiempo es fundamental para evitar daños irreversibles.
¿Se puede recuperar una planta ahogada?
Según VederCora es posible recuperar una planta que ha sufrido por exceso de agua, aunque el proceso requiere cuidado y paciencia. Lo primero que se debe hacer es detener inmediatamente el riego para evitar que el problema empeore. Luego, es recomendable retirar la planta de la maceta con cuidado y revisar las raíces; si se encuentran blandas, negras o con mal olor, significa que están dañadas o podridas. En ese caso, hay que podar las raíces afectadas con herramientas limpias para evitar que la infección se propague.
Después de esta limpieza, se debe trasplantar la planta a un sustrato fresco y bien drenado, que permita un buen flujo de aire y evite el encharcamiento. Colocar la planta en un lugar con luz indirecta ayudará a que se recupere sin problemas adicionales. Es importante controlar el riego, dejando secar la tierra entre cada vez para evitar que el problema vuelva a aparecer. Con estos cuidados, la planta puede recuperar su salud y volver a crecer vigorosa.