La caléndula es de esas flores que todos hemos visto de niños, con ese color amarillo-anaranjado que ilumina cualquier jardín o balcón. Pero no solo es bonita: también es una planta que cuida la piel de manera natural.
De acuerdo a Verdecora, sus flores tienen propiedades que ayudan a calmar irritaciones, regenerar la piel y aliviar quemaduras o pequeños roces. ¿Lo sabías?
Aunque viene del Mediterráneo, se adapta muy bien a los climas de México y, con unos cuidados sencillos, puede florecer durante todo el año, lista para usarse en cremas caseras que dejan la piel suave y protegida.
¿Cómo cuidar la caléndula para que florezca y esté lista para tus cremas caseras?
Según el portal especializado The Soapery UK, cuidar la caléndula es más sencillo de lo que parece si seguimos unos pasos básicos:
- Luz: necesita varias horas de sol directo al día, aunque tolera semisombra. Una buena exposición estimula la floración y fortalece sus raíces.
- Riego: mantén la tierra ligeramente húmeda, evitando encharcamientos que puedan pudrir sus raíces.
- Sustrato y abono: prefiere suelo rico en materia orgánica, aireado y fertilizado con compost o humus de lombriz, especialmente durante la floración.
- Poda y cambio de tierra: retira flores marchitas para fomentar nuevas brotaciones y, si está en maceta, renueva el sustrato al menos una vez al año para mantener nutrientes frescos.
Esta combinación de cuidados asegura que la planta crezca saludable y con flores abundantes, listas para cualquier uso medicinal o cosmético.
¿Cómo preparar una crema casera con caléndula?
Una vez que tu caléndula está saludable, es muy fácil convertirla en un remedio natural para la piel: infunde las flores en aceite de oliva durante unas semanas, cuela y mezcla con cera de abejas derretida.
El resultado es un ungüento ideal para calmar irritaciones, hidratar la piel seca y acelerar la cicatrización. En palabras de los expertos de la Clínica Terrazo, es una forma sencilla de aprovechar todas las propiedades de esta flor que tanto embellece y cuida.