Prepara unos ricos tamales de elote dulces con estos ingredientes en 7 pasos

Una receta casera de tamales de elote dulces está conquistando a todos por su sencillez, sabor tradicional y el truco clave que los deja perfectos.

tamales de elote
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Nada grita “hogar” como el aroma de unos tamales dulces cocinándose al vapor. Y si son de elote tierno, mejor. Son de esas recetas que parecen heredadas por ósmosis: las viste tantas veces en casa, que llega el momento en que te animas a hacerlos tú sola, aunque sea con nervio. Por eso, aquí te compartimos una versión fácil y rápida de este rico platillo mexicano.

Cómo preparar tamales de elote dulces en 7 sencillos pasos

Los tamales de elote dulces son suaves, aromáticos, con ese sabor que reconforta desde el primer bocado. Y aunque muchas personas piensan que son complicados, en realidad se hacen con ingredientes básicos y mucho amor.

Esta versión está inspirada en la receta casera que comparten portales especializados, pero adaptada al estilo tradicional de las cocinas mexicanas.

Ingredientes que vas a necesitar para hacerlos tamales de elote

  • 6 elotes tiernos, bien desgranados
  • ½ taza de azúcar (ajusta al gusto)
  • 100 g de mantequilla (que esté a temperatura ambiente)
  • ¼ de taza de leche
  • ½ taza de harina de maíz
  • 1 cucharadita de polvo para hornear
  • Hojas de maíz secas, remojadas en agua caliente
tamales de elote
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Tamales de elote dulces: así puedes prepararlos en casa en tan solo 7 pasos

Paso a paso: así se hacen los tamales de elote dulces

  1. Muélelo todo. Coloca los granos de elote con la leche en la licuadora y haz una pasta suave.
  2. Bate con cariño la mantequilla con el azúcar hasta que quede cremosita.
  3. Integra la mezcla de elote, añade la harina y el polvo para hornear, mezclando con movimientos envolventes.
  4. Hidrata las hojas de maíz para que se vuelvan flexibles.
  5. Arma tus tamales colocando una porción de masa en cada hoja.
  6. Cocina al vapor, con paciencia, durante unos 50-60 minutos.
  7. Déjalos reposar unos minutos antes de abrir. Eso les ayuda a afirmarse.

El resultado: unos tamales suavecitos, dulces, sin empalagar, perfectos para acompañar con un atole de vainilla o cafecito de olla. Y sí, saben a infancia. Y si son acompañados con un rico atole, ¡mucho mejor!

¿Por qué se amargan los tamales de elote?

La razón por la que un tamal de elote se amarga puede estar en el tipo de elote: si está muy tierno o demasiado verde, no ha desarrollado aún su dulzor natural.

Otra causa común es moler parte del olote sin darte cuenta o usar hojas mal lavadas, que aportan un sabor desagradable cuando se cocinan. Un consejo de señora de mercado es probar siempre el grano antes de licuarlo. Si está rico crudo, va a estar delicioso cocido.

¿Dónde se originaron los tamales de elote?

Aunque el tamal existe desde tiempos prehispánicos, la versión dulce hecha con elote tierno tiene nombre propio en varios estados. En Michoacán, por ejemplo, se llaman uchepos y son parte del orgullo culinario de la región.

Dulce, rojo, verde... ¿y qué más? ¡Tamales con años de tradición!

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Se preparan sin relleno, solo con maíz fresco molido, y se sirven calientitos con crema o salsa. También son comunes en Guerrero y algunas zonas de Veracruz.

Según la Secretaría de Cultura, este tipo de tamal se originó en comunidades rurales que aprovechaban la cosecha de elote tierno para crear antojitos llenos de sabor.

¿Qué beneficios tiene comer tamales de elote?

Además de ser deliciosos, estos tamalitos también tienen lo suyo a nivel nutricional. El elote, de acuerdo a datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) y de la Secretaría de Agricultura de México, es una fuente de energía natural, aporta fibra y vitaminas del complejo B, que ayudan al buen funcionamiento del cuerpo.

Claro, no se trata de comer una docena en una sentada (aunque se antoje). Pero si los haces en casa, con ingredientes reales y sin conservadores, pueden ser una mejor alternativa frente a tantos postres ultraprocesados. Además, comer lo que una misma prepara —y más si sabe a receta de abuelita— también alimenta el alma.

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