Aunque parezca algo místico o reservado a los calendarios de las abuelas, lo cierto es que las fases de la Luna siguen influyendo en nuestra vida más de lo que muchos quisieran admitir.
Desde el sueño hasta la digestión, pasando por el estado de ánimo o incluso el deseo sexual, el calendario lunar también marca ritmos internos.
Y según expertos en bienestar y salud energética, conocer cómo funcionan estas fases lunares puede ayudar a vivir con más equilibrio.
¿Cómo influye cada fase lunar en las emociones y la energía?
La Luna Nueva marca un reinicio: es un punto de partida energético ideal para sembrar intenciones, descansar a fondo y hacer limpieza emocional. Se siente una especie de vacío necesario para recargar el alma.
Luego llega la Luna Creciente, donde todo se expande: la energía regresa, se activa el cuerpo y crece la necesidad de conectar con el mundo y con proyectos personales.
En la Luna Llena, el cuerpo y las emociones están en modo turbo: hay más vitalidad, pero también más irritabilidad, sensibilidad e insomnio. No es casual que muchas personas se sientan agitadas durante estas noches.
Por último, la Luna Menguante invita a soltar: es perfecta para cerrar ciclos, depurar vínculos, hacer espacio en casa y en la mente, según información del portal especializado Horóscopo Negro.
¿Por qué la Luna Llena afecta el sueño y las emociones?
Estudios científicos de la Universidad de Harvard han comprobado que durante la Luna Llena las personas duermen menos y peor. El descanso profundo disminuye, el cuerpo retiene más líquidos y las emociones reprimidas suelen aflorar.
Es como si todo lo que estaba guardado se pusiera en la mesa. Por eso durante esa etapa es ideal canalizar la energía con actividad física, respiraciones profundas o infusiones calmantes.
¿Existe relación entre la Luna, el ciclo menstrual y la libido?
Aunque no hay pruebas definitivas que sincronicen el ciclo menstrual con la luna, ambos comparten un ritmo de cuatro fases, con patrones energéticos similares. El deseo sexual, por ejemplo, suele aumentar en fases ascendentes como la Luna Creciente y la ovulación.
En cambio, en fases descendentes como la premenstrual o la Luna Menguante, el cuerpo pide descanso, cuidados y tiempo en casa.
