Un dolor de estómago puede ser cualquier cosa… desde una simple indigestión hasta una señal de que algo más serio está pasando. Y aunque muchas veces no es para alarmarse, hay ocasiones en las que sí conviene poner atención a los síntomas.

La pregunta es: ¿Cómo distinguir un malestar común de uno que podría necesitar atención médica urgente?

¿Qué tipo de dolor de estómago debería preocupar?

De acuerdo con el portal Mediline Plus , hay dolores que vienen y van, molestan un rato y luego se quitan. Esos suelen estar relacionados con gases, acidez o algún alimento que no cayó bien. Pero si el dolor está muy localizado —por ejemplo, solo del lado derecho o bajo el ombligo— puede ser señal de que un órgano en particular está involucrado, como el apéndice o la vesícula.

También hay que notar cómo se siente el dolor. Si es en forma de calambres suaves y pasajeros, probablemente no sea grave. Pero si el dolor es repentino, intenso o se presenta en forma de cólicos que suben y bajan con fuerza, podría estar relacionado con algo más complejo, como cálculos renales o biliares.

¿Qué señales indican que es mejor ir al médico?

Algunos síntomas no se deben dejar pasar. Por ejemplo, si hay fiebre alta, vómito con sangre, el abdomen se pone duro o si el dolor no mejora con el paso de las horas. Tampoco es buena señal si hay diarrea persistente, sangrado al ir al baño o si el dolor se vuelve más fuerte en poco tiempo.

Si la molestia viene acompañada de otros síntomas como mareo, dificultad para respirar o pérdida de apetito durante varios días, lo más sensato es buscar ayuda médica. También hay que tener más cuidado si se está embarazada, si se tienen antecedentes digestivos o si se está recibiendo tratamiento por alguna enfermedad crónica.

¿Qué se puede hacer en casa si el dolor abdominal es leve?

Cuando el dolor es tolerable y no hay señales de alarma, se puede empezar por lo básico: Descansar, tomar agua y evitar comidas pesadas. Un poco de arroz, pan tostado o galletas saladas puede ayudar si ya han pasado algunas horas sin vomitar. Lo que hay que evitar a toda costa es la automedicación.

También sirve prestar atención a lo que se comió antes del malestar, si hay estrés acumulado o si hay algún alimento que siempre cae mal. A veces, con hacer pequeños cambios en la alimentación, tomar más agua y bajar el ritmo, el cuerpo se estabiliza solo.

Pero si algo no cuadra, si el dolor crece o simplemente hay una corazonada de que algo no está bien , vale más ir a revisarse. Porque cuando se trata de salud, es importante actuar a tiempo que lamentarse después.

Le dieron un navajazo en el estómago... ¡y no sobrevivió!