El nombre de Daniel Arizmendi López permanece grabado en la memoria colectiva de México como un inónimo de terror. Fue apodado "El Mochaorejas", ya que su método de presión, mutilar los cartílagos (orejas) de sus víctimas para enviarlos a sus familiares, cambió para siempre la historia del secuestro en México.

Fue meses después de su captura en el año 1998 cuando el país pudo ver el rostro del "monstruo" de cerca, gracias a una entrevista exclusiva realizada por el periodista Javier Alatorre.

La entrevista fue realizada en el Centro Federal de Readaptación Social 1, entonces conocido como Almoloya de Juárez, se alejó de los interrogatorios policiales para adentrarse en la psique de un hombre que no mostraba un ápice de arrepentimiento.

Javier Alatorre cuestionó a Arizmendi , quien vestía el uniforme reglamentario y mantenía una postura relajada, incluso desafiante. Durante la charla, el comunicador le preguntó directamente sobre la naturaleza de sus actos, obteniendo respuestas que dejaron atónitos a los espectadores.

¿Daniel Arizmendi admitió y reveló por qué secuestraba?

Cuando fue cuestionado sobre el porqué de su carrera criminal y la violencia extrema que ejercía, "El Mochaorejas" no apeló a una infancia difícil o a la necesidad extrema. Su confesión fue pragmática y fría:

  1. Por dinero: Arizmendi confesó que el secuestro era, para él, un negocio sumamente lucrativo. No había una ideología ni una venganza personal; era la vía más rápida para obtener sumas millonarias de dinero.
  2. Falta de remordimiento: Al ser cuestionado sobre si sentía algo al cortar las orejas de sus víctimas, respondió con una naturalidad aterradora: "Ni pena, ni gloria. Nada". Para él, el dolor ajeno era simplemente una herramienta de negociación.
  3. El poder de la impunidad: Admitió que durante años se sintió intocable debido a la red de corrupción que lo protegía, lo que le permitió realizar decenas de secuestros con total libertad.

La historia del “Mochaorejas”, el secuestrador mexicano que mutilaba con tijeras de pollero

"No siento nada": Lo mas impactante de la entrevista

La entrevista de 1998 dejó varios momentos que hasta el día de hoy siguen siendo analizados por criminólogos:

  • La frialdad absoluta: A diferencia de otros criminales que intentan justificarse, Arizmendi López reconoció que si saliera libre, probablemente volvería a hacer lo mismo porque era "lo que sabía hacer".
  • La familia como cómplice: En la charla también se abordó cómo su círculo cercano, incluyendo a su esposa y hermanos, no solo sabían de sus actividades, sino que formaban parte de la estructura logística de la banda.

La captura y posterior confesión de Daniel Arizmendi marcó un antes y un después en la seguridad pública de México. Aquella entrevista con Javier Alatorre no solo sirvió para conocer el motivo de sus crímenes, sino para exponer ante la sociedad la existencia de una mente criminal carente de empatía.

Hoy, a más de dos décadas de aquel encuentro, el video de la entrevista sigue siendo uno de los documentos periodísticos más consultados, funcionando como un recordatorio de una de las épocas más oscuras del crimen organizado en el país.

Revocan una sentencia de “El Mochaorejas” por supuesta tortura