Censura en Veracruz y Puebla: bonita Navidad nos están regalando los políticos mientras el país estaba distraído entre la cena, el recalentado y el brindis, el poder hizo lo que mejor sabe hacer en silencio, perseguir periodistas, criminalizar la crítica y abrir carpetas como si fueran obsequios.
Puebla y Veracruz confirman que opinar o informar se castiga
Ahora Puebla y Veracruz lo confirman en México, opinar o informar se castiga, aunque desde el palacio sigan jurando que aquí no hay censura.
Durante siete años, la 4-T ha asegurado que respeta la libertad de expresión , sostiene que no hay persecución contra voces críticas, pero los hechos cuentan otra historia.
Los datos lo confirman: Artículo 19 ha documentado más de 40 procesos de acoso judicial contra periodistas y medios solo en 2025 en 17 estados del país.
Mientras el país brindaba en #Navidad, el poder actuó en silencio: perseguir periodistas.
β Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) December 27, 2025
En México, opinar e informar ya tiene costo. Artículo 19 documenta más de 40 casos de acoso judicial solo en 2025.#Veracruz y #Puebla lo confirman: no es coincidencia, es un patrón. Laβ¦ pic.twitter.com/CEZ2DTpsRV
Veracruz, Ciudad de México (CDMX) y Jalisco concentran el mayor número de casos y no, no es coincidencia, es un patrón.
Tomemos Veracruz, ahí fue detenido en estos días el periodista Rafael Legón Segovia, acusado de terrorismo y otros delitos graves luego de transmitir un accidente vial.
Sí, en un estado donde esto no es considerado terrorismo, sí, la extorsión, el secuestro y el asesinato de la maestra jubilada Irma Hernández no fue terrorismo o peor aún, en un país donde ni siquiera un coche bomba mereció esa categoría.
Lo vinculan a proceso por investigar corrupción local
Hoy publicar información sí parece serlo. Luego está Puebla. Rodolfo Ruiz, director de Consulta, fue vinculado a proceso por delitos financieros tras investigar corrupción local.
Qué casualidad. Censura indirecta, lo llama artículo, procesos largos, costosos, desgastantes, diseñados no para ganar juicios, sino para silenciar, estos casos no son la excepción ni un exceso aislado.
Son una señal clara de que en México el acoso judicial se ha vuelto rutina y la censura dejó de ser amenaza para convertirse en un arma política para silenciar voces incómodas, incluso en Navidad.