El 1 de enero de 2024 marca el fin de una era en la relación energética entre Rusia y Europa. Los suministros de gas ruso en Europa a través de Ucrania se detuvieron oficialmente tras la expiración de un acuerdo de tránsito de cinco años. Este cierre pone fin a una de las rutas de exportación de gas más antiguas, construida durante la era soviética.
Fin del gasoducto histórico y su impacto geopolítico
El operador de tránsito de gas de Ucrania confirmó que Moscú no solicitó flujos de gas para el 1 de enero. Lo que implica un cambio drástico en la dinámica energética europea que se ha visto afectada desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
La Unión Europea, que antes dependía en gran medida del gas ruso, diversificó sus fuentes de energía con países como Estados Unidos, Qatar y Noruega. Aunque los precios de referencia del gas en Europa subieron ligeramente a 48,50 euros por megavatio hora el 31 de diciembre, los analistas prevén un impacto mínimo en el mercado debido a acuerdos previos con nuevos proveedores.
Pérdidas para Rusia y cambios en Europa
La pérdida de Europa como cliente principal de gas ha sido significativo para Rusia. Gazprom, el gigante energético estatal, reportó pérdidas de 7.000 millones de dólares en 2023, la primera desde 1999.
Por otro lado, la interrupción del suministro de gas ruso ha generado desafíos económicos significativos para Europa. El aumento de la inflación y la crisis del costo de vida son algunas de las consecuencias, especialmente para países industriales como Alemania.
Si bien Europa ha logrado reducir su dependencia del gas ruso, el cierre de esta ruta de suministro subraya la importancia geopolítica de la energía en el contexto del que el conflicto entre ambas naciones, el cual parece que se ha intensificado desde que el presidente ruso lanzó amenazas e hizo insinuaciones sobre la utilización de armas nucleares, a finales de 2024.