Dos fechas, un mismo día, el 19 de septiembre, México se estremeció con el sismo de 1985 y 2017. Dos tragedias que marcaron generaciones enteras.
Dos sismos que dejaron huella en México
El del 85 fue 33 veces más poderoso, pero el del 2017, por su cercanía a la capital, golpeó con una violencia inesperada, en uno, edificios altos se vinieron abajo, en el otro, casas, escuelas y hospitales quedaron en ruinas.
“El sismo de 1985, a pesar de su distancia tan grande a la Ciudad de México, provoca un movimiento no tan impulsivo, no tan rápido, pero un movimiento de vaivén continuo por aproximadamente, en algunas zonas, entre un minuto y en otros lugares, la gente discute que probablemente duró dos minutos”, dijo dr. Carlos Valdés, sismólogo.
“El del 2017 por su cercanía y por su profundidad, su movimiento fue más violento”, dijo el dr. Carlos Valdés, sismólogo. Dos movimientos distintos, pero con un mismo resultado: miedo, destrucción, pérdidas irreparables y un México más fuerte.
“En el 85 se estima las cifras oficiales, hay dos cifras oficiales que maneja el gobierno, fueron de 6.000 y hasta 9.000 personas fallecidas debido a este sismo, colapsos de cerca de 400 edificios en la Ciudad de México”, mencionó dr. Carlos Valdés, sismólogo.
“Vimos como se derrumbaba un colegio, vimos como empiezan a sacar a las señoritas de la escuela, de donde salieron cobijas o mantas para cubrirlas, no lo sabemos”, mencionó Francisco Gómez Ortega, testimonio del sismo de 1985.
“En el sismo de 2017, la cifra de víctimas fue de 369, no solo en la Ciudad de México, sino también hubo víctimas en la Ciudad de Puebla, en el Estado de Puebla, Morelos y en otras zonas cercanas”, dijo dr. Carlos Valdés, sismólogo.
Se aprendieron nuevas cosas tras la tragedia del 85
De la tragedia del 85 nació el Sistema Nacional de Protección Civil y un nuevo Reglamento de Construcción, en 2017 vimos los frutos de esas lecciones, aunque también los pendientes:
- Reforzar edificios antiguos
Mantener la cultura de prevención
El reto, según, el acuerdo de SENDAI, es claro: lograr que los sismos no se conviertan en desastres. “Sí, me toco ver más que nada, mucha ayuda del pueblo, el pueblo es el que organizaba y el que trabajaba, veíamos a la gente con sus propias manos, sin herramienta y sin nada piedra por piedra, sacando escombros para rescatar a la gente, se veía poca respuesta del gobierno”, dijo Adalberto Andrade Vásquez, testimonio del sismo de 1985.
De la improvisación del 85 a la organización del 2017, lo que nunca cambió fue la unión de los mexicanos. El 19 de septiembre no es solo una fecha, es una herida que nos recuerda que los sismos no matan: mata la falta de prevención. México ya aprendió dos veces y no puede permitirse una tercera.