El síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune crónica que hace que el cuerpo ataque sus propias glándulas productoras de lágrimas y saliva. Esto provoca una sequedad excesiva en los ojos y la boca, pero también puede afectar órganos como el corazón, los pulmones, los riñones o el sistema nervioso.

De acuerdo con la reumatóloga Ivón Karina Ruiz López, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, este síndrome se presenta con mayor frecuencia en mujeres entre los 45 y 55 años, especialmente durante la menopausia, debido a los cambios hormonales.

Aunque suene raro, el nombre proviene del oftalmólogo sueco Henrik Sjögren, quien lo describió en 1933 en su tesis sobre la queratoconjuntivitis.

Causas del síndrome de Sjögren y factores de riesgo

Las personas con antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes son más propensas a desarrollar este síndrome, pero no basta con la genética: debe existir un “disparador”, como un virus o un cambio hormonal.

Entre los virus más relacionados están el Epstein-Barr, la hepatitis C, el Coxsackie A y, recientemente, el SARS-CoV-2 (causante del Covid-19).

“Una persona puede tener la predisposición genética, pero necesita un agente externo, como una infección viral, para que se active la enfermedad”, explicó la doctora Ruiz López.

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La sequedad se presenta en varias zonas del cuerpo; así es el síndrome de Sjögren|Francisco Velázquez

Síntomas más comunes del síndrome de Sjögren

El síndrome de Sjögren suele manifestarse primero con xeroftalmia (ojos secos) y xerostomía (boca seca). Aunque es común que las personas mayores de 40 años tengan cierta resequedad, en este caso los síntomas son mucho más intensos y persistentes.

La falta de lágrimas puede causar úlceras corneales e infecciones oculares, mientras que la sequedad bucal genera problemas al tragar, hablar, inflamación de encías y pérdida de dientes. En casos más graves, puede provocar neumonía o infecciones respiratorias por falta de humedad en las vías respiratorias.

Diagnóstico y tratamiento contra el síndrome de Sjögren

Detectar esta enfermedad no es sencillo. Su prevalencia es baja —entre uno y cuatro casos por cada 100 mil habitantes— y suele confundirse con otros padecimientos. El diagnóstico requiere biopsias, pruebas de lágrimas, análisis de anticuerpos y estudios de glándulas salivales.

Aunque no tiene cura, sí puede controlarse con tratamiento médico. Los casos leves se tratan con lágrimas y saliva artificiales, mientras que los moderados o graves pueden requerir fármacos inmunosupresores y antirreumáticos, siempre bajo vigilancia médica.

Ruiz López señala que, si el síndrome afecta otros órganos, es necesario el trabajo conjunto de varios especialistas: oftalmólogos, odontólogos, cardiólogos y endocrinólogos.

Con un diagnóstico temprano y tratamiento constante, los pacientes pueden llevar una vida casi normal. La clave está en no ignorar los síntomas de sequedad persistente y acudir con un reumatólogo si se presentan.

La especialista recomienda mantener una buena hidratación, evitar el tabaco y usar humidificadores para reducir la resequedad ambiental.

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El síndrome de Sjögren no tiene cura, pero con tratamiento mejor la calidad de vida|Pexels